Desde hace ocho años reside un mes en Los Ángeles y otro en su Redondela natal –"el tiempo justo para tener ganas de volver a Galicia y viceversa"– y gracias a él sus afortunadas clientas viguesas pueden presumir de cuidarse el pelo con los mismos productos que las actrices que pisan la alfombra roja de los Oscar o decorar sus uñas con idénticos colores a los que lucen los protagonistas, incluido Johnny Deep, de la "Alicia en el país de las maravillas" de Tim Burton.

Jorge Rubín empezó en la peluquería de su padre, pero gracias a su espíritu "un poco rebelde e innovador" empezó a viajar y desde los ochenta ha traído a Galicia las tendencias que surgen en las grandes urbes del planeta. Hoy cuenta con tres salones en Vigo, es uno de los propietarios de I.C.O.N. y representante para España y Portugal de OPI, la marca "número uno" en productos de manicura que, además de colaborar en películas como la de Burton, trabaja para "nuevos valores" de la música como Lady Gaga.

Aunque en Estados Unidos existen grandes salones especializados en manicura, este sector ha experimentado un gran auge en Europa en los últimos años. Rubín se adelantó a esta expansión y propuso la apertura de dos zonas exclusivas en los centros de El Corte Inglés en Madrid. "Al final, tuvieron que darnos más espacio y mientras David y Victoria Beckham vivieron en España les enviábamos a su casa a una manicurista. Él apareció en una fiesta en Londres con las uñas pintadas", revela.

Su empresa I.C.O.N. nació en 2002 y hoy distribuye artículos por todo el mundo. Ha sido elegida en dos ocasiones para hacer brillar las melenas de las actrices durante la gala de los Oscar y este año se ha propuesto embellecer a las invitadas a los premios del canal de televisión MTV.

Frente a las grandes multinacionales, ellos serían algo así como los alquimistas del siglo XXI en busca de las mejores fórmulas. "Es un mercado muy competitivo y nuestra fuerza es la pureza de nuestros productos. Hacemos un trabajo de cocina muy personal", subraya. Combinan la alta tecnología con el respeto por el medio ambiente y, fruto de esta concienciación, están a punto de renovar toda su línea.

"Nunca me puse límites por haber nacido en un pueblo. Soy un apasionado de mi tierra, me llaman ´el gallego´, pero hay que abrir la mente y aprender a ver el mundo de manera global. Me gusta coger lo mejor de cada lugar ", expresa convencido.

Rubín visita las boutiques de lujo y los restaurantes de Rodeo Drive, Melrose Place o Beverly Hills en busca de inspiración. "Es una ciudad muy cosmopolita y las cosas cambian muy rápido. En muy poco tiempo se cierran tiendas y aparecen nuevos negocios en su lugar", celebra.

También destaca su multiculturalidad: "Tienes que saber respirar esta ciudad, pero es una riqueza ver cómo viven y se fusionan diferentes culturas".

Esta curiosidad y ganas de mejorar las traslada a sus trabajadores. "Creo en hacer equipo y en invertir en ellos. Varias veces al año vienen desde Vigo a L.A. y también viajamos a París o Milán. Estoy muy orgulloso de mis salones. Nuestras clientas tienen un servicio de lujo equiparable a Madrid o Londres y a un precio razonable", presume.

A pesar de vivir en plena meca del cine y de la fama, donde la gente invierte mucho dinero en vestirse con marcas de lujo y cuidar su físico, Rubín lanza un capote a las viguesas:"Tienen mucho nivel en cómo se visten y cómo actúan. En general, los españoles hemos mejorado muchísimo".

Y él puede decirlo con conocimiento de causa, pues en las calles de L.A. ya se ha cruzado con Al Pacino o Meryl Streep y asegura que cualquiera puede encontrarse a Javier Bardem en la cafetería a la que acude habitualmente. "Se comportan con naturalidad y, a veces, ni siquiera los reconoces por la calle. Los únicos que se sorprenden de verlos son los turistas".

Él hace tiempo que dejó de serlo y ya sabe lo que es pasar por varios terremotos y tener que desalojar su casa por la amenaza de un gran incendio: "Para conocer un país hay que vivir en él".