Directores de centros educativos lamentan que, finalmente y pese a las alegaciones presentadas por numerosas instituciones, las familias decidan el idioma en que se impartirán asignaturas en todas las etapas educativas.

La Real Academia Galega no se pronunciará hasta que se reúna su plenario para analizar el nuevo borrador del decreto que regulará los idiomas en las aulas, pero su presidente, Xosé Luis Méndez Ferrín, lamentó ayer en declaraciones a este diario que "con respecto a la consulta a los padres la Real Academia mostró su rechazo inicial y se ha mantenido". No quiso adelantar más valoraciones, pues "con lo que se aprobó ahora desconozco qué parte de nuestras recomendaciones se han tenido en cuenta".

La consulta a los padres y la libertad de elección para establecer la lengua de las materias fue una de las cuestiones planteadas por la Xunta en el borrador inicial del decreto que más ampollas levantó en la comunidad educativa. Los centros criticaron esta medida, al entender que es un asunto que compete a la Administración; las asociaciones de padres de colegios públicos rechazaron esta posibilidad alegando carecer de criterios pedagógicos para tal labor y, por su parte, instituciones como la Real Academia Galega o el Consello da Cultura Galega recomendaron a la Xunta no dejar esta decisión en manos de los progenitores.

Asociaciones como Galicia Bilingüe defendieron, por el contrario, desde un primer momento la libre elección de las familias, una de las claves de los compromisos electorales del actual Ejecutivo.

La Coordinadora Galega de Equipos de Normalización e Dinamización Lingüística valoró ayer "negativamente" que el anteproyecto no avanza en el cumplimiento de la Lei de Normalización Lingüística como "sí hacían los anteriores". En este sentido, destacó que el decreto "discriminará" el gallego en la enseñanza y "provocará serios conflictos en la comunidad educativa".

Desde su presentación en diciembre y con los cambios que Educación ha incorporado, el texto final del decreto mantiene la filosofía de las bases: las familias elegirán. "Me parece surrealista que si el objetivo es establecer un reparto equilibrado de las materias entre gallego y castellano se tenga que dar tantas vueltas. Tengo la sensación que es para salvar el asunto de la consulta a los padres. Al final, las familias intervienen en el diseño curricular, función que compete a la Administración y no tiene sentido", argumenta José Ángel Suárez, portavoz de los directores de centros de Secundaria y miembro de la Xunta de Directores.

"Es un ejemplo de lo que mal empieza, mal acaba. Partimos de una promesa electoral y los últimos cambios es dar vueltas a lo imposible. Se mueven entre el compromiso electoral y los límites de la legislación", añade Suárez.

Si la mayoría de las familias deciden cambiar el idioma prefijado en el texto para parte de las troncales, los centros han de acatar tal decisión. En cuanto a las materias que quedan por distribuir, serán los centros los encargados de tal reparto, previo consenso del consello escolar, donde los padres opinarán.

¿Tendrán los equipos directivos más carga de trabajo? "Se puede hacer claro. Hasta ahora, con el decreto del bipartito, también teníamos que repartir por idiomas un número de asignaturas más allá de las fijadas en la norma. Pero lo hacíamos entre el claustro, de un modo flexible. Lo que ocurre ahora es que entran en juego los padres a través de los consellos escolares, y eso es lo que puede ser más problemático", dice el portavoz de Secundaria, quien añade: "supone dar mil giros para quedar casi como estábamos; gastar mucha energía para poca cosa".