Por si las premisas de la dirección general del PP para la reestructuración del sector financiero no quedaban claras en el documento entregado a la comisión interministerial que se encarga de las reuniones para el pacto anticrisis, la secretaria general del partido insistió ayer en la necesidad de acabar con los obstáculos a las operaciones entre cajas de distintas comunidades. Es decir, la "eliminación del veto autonómico" a alianzas y fusiones interregionales. "Todo el PP está de acuerdo, también en Galicia y Valencia", asegura, rotunda, María Dolores de Cospedal, que defiende que las únicas razones a tener en el proceso sean "de rentabilidad, económicas y de defensa de los impositores y ahorradores". Y "no por razones políticas", añade. El presidente del Ejecutivo gallego, que el pasado miércoles se escudó en el supuesto "apoyo claro" de Mariano Rajoy a la fusión de las entidades gallegas, da un paso más allá y avisa a Génova de que la Xunta "no es el PP", sino "el Gobierno de todos los gallegos". "El PPdeG y el presidente –destaca– sólo responden a los intereses de Galicia, que en estos momentos son intentar una fusión para generar la quinta caja de España".

"Nosotros estamos hablando del modelo actual de las cajas en España", justifica Núñez Feijóo. El presidente de la Xunta califica el documento que recoge la visión de su partido sobre el sector –y en el que se incluye la apuesta por los Sistemas Institucionales de Protección (SIP) y la diferenciación entre las entidades que recurren a los fondos públicos para reforzarse de las que tienen problemas de solvencia– de "propuestas de futuro" que "corresponden verlas y analizarlas al Gobierno central". "El problema de Galicia es el presente", reitera, para acusar, sin nombrarlo, al líder de los socialistas gallegos de "jugar en contra del país" por "una reunión" con el secretario de Estado de Cooperación durante un mitin para "boicotear el futuro financiero" de la comunidad; y sin mencionarlo directamente tampoco al propio Gaspar Zarrías, "que insulta a Galicia" por "no tener tiempo para negociar los días laborales y disminuir la capacidad financiera de Galicia los fines de semana".

Feijóo advierte: "La Xunta trabajará hasta las últimas consecuencias para que las cajas gallegas existan en el mapa financiero". El titular del Ejecutivo gallego sostiene que los cambios pendientes en la negociación son de "tiempos verbales o de poner de acuerdo a la ley vigente". "Como se hizo con los puntos anteriores", afirma, pese a que en los seis pactados se cambió totalmente el sentido de la normativa gallega.

Para limar las divergencias entre Génova y San Caetano, la número dos de Rajoy retoma las quejas por las "distintas varas de medir" que se aplican a los Gobiernos autonómicos según el partido que tenga las riendas. Aún así, el mensaje es el mismo. "Si las cajas son de distintas comunidades no tendría que haber ningún obstáculo para los procesos de integración, fusión o absorción o de lo que se quiera producir", dice. De ahí que el PP reclame "una ley" que sea "común para todos" y "una hoja de ruta de acuerdo a la cual todos nos comportáramos" que haría "muchísimo más sencillo" el reordenamiento.