Por dos veces utilizó el término gallego como una descalificación. Al primero que situó en su diana de críticas fue el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, hace cuatro meses. Y este semana, le tocó a José Luis Rodríguez Zapatero y a Mariano Rajoy. A la hora de analizar la labor de un cargo político, la ex dirigente socialista Rosa Díez no entiende de color político. “Podría ser… gallego, en el término más peyorativo de la palabra”. Así definió la portavoz de UPyD al presidente del Gobierno durante una entrevista el martes por la noche en CNN . Y preguntada por el líder del Partido Popular, Rosa Díez no titubeó: “Es gallego”.

Por segunda vez en apenas cuatro meses, Díez abrió la caja de pandora al recurrir a la acepción más vejatoria que todavía hoy recoge la Real Academia Española, que define “gallego” como “tonto” o “tartamudo”. Tras la polvareda levantada por sus declaraciones, la ex dirigente socialista apeló al “humor” y el “sentido común” a la hora de interpretar sus palabras. “Un gallego tiene capacidad para no definirse. Eso es una habilidad, no es algo negativo”, sentenció Díez a FARO tratando de zanjar la polémica, pero sin entrar a explicar por qué utilizó el término “peyorativo” para referirse a los gallegos, pese a que ahora trata de resaltar las “habilidades”. El gentilicio, según dijo, lo utilizó durante la entrevista de forma “coloquial” y sin intención, “nunca jamás”, de hacerlo “en términos ofensivos”. Incluso aclaró que durante la entrevista con Iñaki Gabilondo ella, que es vizcaína, habló de bilbainada en el sentido de “chulada”.

Aunque nada más descolgar el teléfono, Díez advertía de que no iba a hacer declaraciones “sobre una cuestión en la que no hay materia para debatir”, la portavoz de UPyD trató de justificar sus palabras, aunque sin intención de pedir disculpas o rectificar sus declaraciones. La ex dirigente socialista argumentó que, coloquialmente, el término “gallego” se atribuye a una persona que, “como Zapatero, salvo él mismo, nadie sabe muy bien si sube o baja, o sea, lo que va hacer o dejar de hacer”.

“En esa entrevista habíamos estado hablando de que Zapatero decía unas cosas, y las contrarias… Pues bueno [dije] podría ser gallego”, trató de justificar la portavoz de UPyD omitiendo la última parte de su frase “en el término más peyorativo de la palabra”. “No hay más que ver el contexto de la entrevista”, argumentó Rosa Díez.

Sin disculpas

De sus palabras se sobreentiende que descarta pedir disculpas o rectificar sus declaraciones, pese a las peticiones hechas desde las tres fuerzas políticas gallegas. “No quiero hacer declaraciones sobre una cuestión en la que no hay ninguna materia para debatir. Cuando digo que no quiero hacer declaraciones es que no quiero hacer declaraciones”, continuó la portavoz de UPyD, al tiempo que apuntó que “sólo las personas normales no lo han malinterpretado y sólo quienes tienen intención y voluntad de malinterpretar estas palabras lo hacen”. Con una llamada al “sentido común” y al “sentido del humor”, Rosa Díez dio por terminada la conversación.

Ninguno de los dos aludidos en la entrevista a CNN, Zapatero y Rajoy, hicieron declaración oficial alguna sobre las palabras de la portavoz de UPyD. Desde el PP nacional, se remitieron a lo manifestado por el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, en la rueda de prensa posterior al Consello de la Xunta: “No ofende quien quiere, sino el que puede”. Quien sí se pronunció desde el Gobierno fue el ministro de Fomento, el lucense José Blanco, que aseguró sentirse “muy orgulloso” de ser gallego.

Desde la Real Academia Galega, su presidente, Xosé Luís Méndez Ferrín, atribuyó a una “mentalidad arcaica” las declaraciones de Rosa Díez . Ferrín consideró que la utilización del término “gallego” en sentido peyorativo se debe a que, “durante mucho tiempo, existió esa acepción despreciativa en el diccionario de la lengua española y fue tan fuerte que pasó a los diccionarios portugueses”. Aunque posteriormente la Academia Española retiró el término de su diccionario, “a petición de Camilo José Cela”, según señaló Méndez Ferrín “una cosa es que desaparezca” y otra que continúe “en el léxico de las personas”. “Lo que pasa es que a veces se piensa y no se dice y esta mujer lo piensa, lo siente y lo dice”, concluyó.