Parte de los argumentos a los que el conselleiro de Educación echa mano para justificar las polémicas bases en las que se inspirará el decreto para fijar la política lingüística en los colegios gallegos son preguntas que suenan a réplica a las voces críticas que suscitó el texto. Si Jesús Vázquez no lo ha pasado bien estos días, como dicen en su entorno, lo disimula bien. Está dispuesto a defender con uñas y dientes el carácter "pionero" del borrador. Quizás para alejarse ya el supuesto conflicto entre los idiomas cooficiales de la comunidad, su discurso insiste en el "plurilingüismo" para dejar "el mejor legado posible a los gallegos del futuro". "Evidentemente es un reto que no se puede conseguir en cuatro años", reconoce. Una apusta que, asegura, cumple con la legalidad, el programa electoral del PP y la consulta a las familias.

–¿Ha recibido presiones?

–Los padres son más inteligentes de lo que a veces todos presuponemos. Ellos opinaron, aunque algunos dijeron que no lo harían, y lo hicieron en libertad. Pudo haber presiones mínimas, pero, ¿de qué lado y en qué sentido?

–Me refería a presiones dentro del propio PP.

–En PP no tuvo nada que ver con esa consulta. En absoluto.

–Pues el vicepresidente del Parlamento y aspirante a liderar el partido en Ourense, Baltar Blanco, pide respeto al gallego.

–En ningún momento interpreté las declaraciones así. Él habla de un galleguismo que abanderamos en el PP.

–¿Son éstas realmente las bases para un decreto galleguista?

–Son unas bases para el equilibrio, el consenso, ampliamente reflexionadas, consultadas con miembros de

la comunidad educativa y que tuvo el germen en la encuesta a los padres.

–¿Con quién se consultó?

–Consultar... Claro que hablamos con gente en privado: "Estoy haciendo esto, ¿qué te parece?" Compañeros de la Administración, del sector educativo, padres... Pero la consulta va a venir ahora con todos los organismos implicados en el sistema y la defensa y promoción del gallego.

–Visto lo visto, ¿aún cree en un consenso mayoritario?

–Es un decreto que responde a una demanda de una mayoría de los ciudadanos, callada muchas veces, que habló en la consulta y previamente, y de una manera muy clara en las elecciones. Por supuesto que es posible. ¿Con algunas instituciones? Puede ser. ¿Con otros? Mucho más difícil porque lo que no vamos a hacer es trabajar en los extremos.

–Es decir, que da por hecho que no logrará la unanimidad.

– Cuando te convocan tres manifestaciones; cuando horas antes de presentar las bases se hacen las declaraciones que se hicieron... Somos conscientes de la realidad que hay. Lo único de lo que se nos puede culpar es de cumplir con un compromiso electoral y este decreto se adapta a ese compromiso, al marco legal, a la voluntad de los ciudadanos en la consulta y a la necesidad educativa de que nuestros jóvenes puedan adentrarse en unas terceras y cuartas lenguas. Éste es el mejor legado que le puede dejar un Gobierno.

–Pero durante la campaña Núñez Feijóo prometió que la elección de las familias llegaría a todas las materias troncales.

–Tenemos que adaptarnos a la legalidad vigente, que recoge un equilibrio entre lenguas y la no segregación. A partir de ahí, hemos cumplido con el programa electoral.

–Insisto. Al final las familias eligirán sólo dos instrumentales en Secundaria.

–Somos tremendamente respetuosos con la Constitución, el Estatuto y la Lei de Normalización.

–¿La situación del gallego y el castellano es la misma como para reservarles la misma cuota?

–Eso es lo que estaba preestablecido desde antes y es el equilibrio que quieren los ciudadanos. El decreto del bipartito podía llevar a la inmersión total en lengua gallega y provocó precisamente el efecto contrario a la imposición. Eso no es fomentar. Además, en este momento, a través de la Secretaría Xeral de Política Lingüística hay en marcha más de veinte iniciativas del Plan de Normalización relacionadas con la enseñanza. Hay que devolver la cordialidad lingüística a las aulas.

–Los centros llevan diciendo meses que ese problema no existía...

–Si no existió, ¿por qué se movilizó la gente? ¿Por qué está en la prensa?

–¿Porque se creó?

–¿Quién lo creó? En prensa lo han recogido.

–La prensa recogió el debate social que se abrió y cada una de las posturas.

–Eso quiere decir que hay padres que lo han denunciado. Otros probablemente dirán que todo es mentira. En todo caso, algo se ha generado.

–Y si hay un problema, ¿por qué no decide la Administración el reparto y lo deja en manos de cada centro?

–Para que una comunidad educativa funcione es necesario que haya implicación entre padres, los centros y los profesores. Los padres marcarán unas preferencias vinculantes, pero el resto será en función de los recursos de cada centro.

–¿No es un papelón para los centros? El proceso de elección, los cruces de intereses...

–Se dijo lo mismo de la consulta y no pasó nada. Y si todo el mundo se hubiera implicado, todos los padres podrían haber participado, sin problema.

–Una cosa es mandar un cuestionario a casa y otra muy distinta marcar una línea educativa...

–¿Y que yo obligue a dar una asignatura en función de lo que marca un decreto político no genera conflictos?

–¿Pero la LOE no obliga a que la línea educativa la marquen las administraciones?

–Pero la lengua a lo mejor no. El propio centro presentará un proyecto lingüístico que valorará cada año dentro de su plan educativo. Habrá profesores que se defiendan mejor en una lengua que otra. ¿Por qué lo vamos a imponer nosotros? Cuando se dice que gran parte del fracaso y el abandono escolar se debe a la falta de conexión de padres y centros, ¿por qué ahora nos asusta?

–Quizás porque la lengua es un asunto demasiado delicado como para utilizarlo para mejorar esa conexión.

–Los padres son los primeros interesados en que sus hijos adquieran competencias y buscan posiciones intermedias. Son sabios y no deciden pensando en una idea política.

–Pero no tienen criterios técnicos. No son especialistas.

–El profesorado va a participar en esa decisión, de forma racional, y no pensará tampoco en términos políticos. Son los mejores formados, totalmente bilingües. La prueba es que hay centros que hasta ahora daban el 100% en gallego.

–¿Les puede garantizar entonces a los directores que no van a tener conflictos internos?

–No tiene por qué haberlos. Nadie discute que el plurilingüismo es un reto, pero los profesores se involucran. Tenemos actualmente más de 800 secciones bilingües donde nadie impuso nada. ¿Por qué no les podemos dejar la misma libertad? Lo único de lo que se trata es de expandir esas secciones y que en lugar de 800 haya 8.000.

–¿Hay medios?

–Vamos a ponerlos.

–Es que ustedes lo presentan, más allá del gallego y el castellano, como el decreto del plurilingüismo y eso hoy es imposible cumplirlo.

–Estamos hablando a medio y largo plazo. Yo tengo que ser ambicioso. El problema no es el gallego-castellano. Es que los niños estén preparados para competir el día de mañana. Eso es lo que podrán juzgar del decreto que demandaba una mayoría dentro de 4, 8, 10, 12 años. La Xunta tendrá que hacer ese fuerzo para que se adquieran competencias en igualdad de condiciones en gallego y castellano, que se elimine el conflicto, que los niños hablen gallego fuera del aula y que al mismo tiempo tengan competencias en terceras y cuartas lenguas. Es un marco a largo plazo, susceptible de cambiar. Hoy inglés, mañana quizás vuelva el francés. O el chino. Hay que ir metiéndolo. No podremos conseguir en cuatro años el reto, pero alguna vez alguien tiene que poner el primer ladrillo.

–¿Cuántos profesores están capacitados para dar clase en inglés?

–Lo tenemos que ver. Existen, pero a lo mejor por múltiples factores y falta de motivación todavía no han dado ese paso.

–¿Y no hay riesgo de que se impartan en inglés materias de un perfil bajo?

–Yo no les llamaría de esa forma. Es cierto que hay muchas más clases de Educación Física que en otra asignatura, pero eso ayuda a adquirir competencias, de refuerzo, a habituarse. Vamos a preparar un plan integral de plurilingüismo. Por primera vez queremos ser pioneros.