El absentismo laboral, la falta de rendimiento, la emigración de talentos a otras empresas... se traducen en peores índices de productividad. Los responsables no son los trabajadores, como podría parecer, sino unos equipos directivos que no logran motivarlos, tal vez porque no saben cómo hacerlo, a pesar de que cuenten con talentos –incluso ocultos– para ello. "El líder debe conseguir que la gente sea feliz haciendo lo que hace", sería el lema de este nuevo enfoque de las relaciones en una compañía.

No obstante, las empresas no tienen por qué preocuparse porque el mal tiene remedio. Existe una disciplina llamada "coaching" que se encarga de enseñar al que no sabe, en este caso a directivos, a enriquecer su potencial y liberar su talento para aumentar la calidad de su gestión. Desde ayer la comunidad gallega ya cuenta con una organización de estos profesionales, la Asociación Gallega de Coaching, que intenta convencer a las empresas de que son indispensables para mejorar la competitividad de la firma y, consiguientemente, lograr que supere la crisis sin entonar un réquiem.

Enrique Ulloa, presidente de la recién estrenada sección gallega de la Asociación Española de Coaching y Consultoría de Procesos (AECOP), lo dice de esta manera: "Es la herramienta del siglo XXI para fomentar el liderazgo y el talento empresarial". ¿Y cómo se hace? El profesional, simplemente, afirma, "libera sus talentos a través de la detección de sus puntos fuertes". Este método, que consiste en un acompañamiento individualizado, está especialmente enfocado a los ámbitos empresarial, político y deportivo.

El coaching permitirá a las empresas en esta época de crisis mejorar su eficacia, aseguran los miembros de esta asociación. Sobre todo las pymes, quizás las que más porque nunca se han preocupado de ello. No en vano, como afirmó ayer el presidente de honor de la asociación en España, Juan Carlos Cubeiro, siete u ocho de cada diez personas que abandonan su puesto de trabajo lo hace por diferencias con sus jefes. De ahí a que el liderazgo sea clave para la retención del talento, sólo hay un paso.

Cubeiro también recordó, estadísticas en mano, que España es el país número 33 en el listado mundial de productividad, a pesar de que figura en el 28 en cantidad de directivos y en sexto lugar en lo que se refiere a número de escuelas de negocio. "Esto quiere decir que la formación no se acaba de trasladar al ámbito directivo", deduce este experto, quien además argumenta que los españoles trabajan 219 horas más al año que los europeos sin que eso se traduzca, como recordó antes, en una mayor productividad.

En Galicia, sostiene Ulloa, es necesario apostar con mayor intensidad por el talento y la creatividad como estrategia para generar "valor añadido a lo que hacemos". "Hoy el gran reto de las empresas es retener el talento. A través del coaching, el grado de retención es mayor", afirma Ulloa. Con "más fidelidad y mejor ambiente de trabajo", resalta, "los resultados son mejores". Y se reduce, destaca Santiago Vázquez, secretario de la asociación, el absentismo "físico y mental" porque "cuando las personas están satisfechas, la productividad aumenta".

No obstante, las compañías se preguntarán cuánto les costará invertir en estos profesionales. No tienen de qué preocuparse, a juzgar por lo que argumenta Ulloa, quien asegura que "el coaching puede generar unos beneficios de entre el 600 y el 1000 por ciento sobre el nivel invertido".

Manuel Seijo, presidente de la asociación a nivel estatal, reitera: "Si la gente trabaja más feliz o se puede entender mejor, se notará en un mayor rendimento". El secreto del directivo es "combinar inteligencia racional y emocional", señala.