Alberto Núñez Feijóo reivindicó ayer un galleguismo “cordial” abierto a la pluralidad social y advirtió de que galleguista no es una distinción que “algunos reparten con avaricia”, pues además “no hay un único baremo de galleguismo” y “no hay una forma única de entender el amor a nuestra tierra”.

El presidente de la Xunta lanzó una proclama en favor del galleguismo, ahora que su acción de gobierno es vista precisamente como antigalleguista por la oposición y por ciertos sectores de la sociedad, sobre todo en materia idiomática. Fue en la entrega de las Medallas Castelar, distinciones que cumplen 25 años y se entregan cada 28 de junio para conmemorar el retorno de los restos del político de Castelao a Galicia.

En el monasterio de San Domingos de Bonaval, donde yace Castelao en el Pabellón de Gallegos Ilustres, Feijóo distinguió a los premiados de este año: la investigadora Tarsy Carballas, el doctor e internista Fernando Diz-Lois Martínez, el médico y etnógrafo Luciano García Alén, el traductor Fernando Pérez-Barreiro Nolla y el investigador y erudito Marcos Valcárcel.

En su primer discurso de las Medallas Castelao, Feijóo sostuvo que “el galleguismo es el alma ideológica del país” y propuso su reformulación de cara a los nuevos tiempos, pues defendió que “la interpretación de lo que somos tiene que partir de la realidad, aunque eso obligue a revisar presupuestos nacidos en tiempos en los que el país no tenía voz”. “Hoy la tiene y conviene escucharla”, proclamó el presidente de la Xunta, para luego defender un galleguismo con vocación de mayoría, pues no debe ser “un reducto selectivo”, ni sólo “reafirmar a los convencidos, sino incorporar a los indiferentes e incluso buscar la complicidad de los reticentes”.

Recordando a Ramón Piñeiro y al propio Castelao, el presidente del Gobierno autonómico mantuvo que “el galleguismo será estéril apresado en una sigla o en el odio” y abogó por “un galleguismo armónico, capaz de convertirse en patrimonio de todos” como el que defendieron e hicieron posible en el pasado ilustres galleguistas, que ahora el presidente de la Xunta parece echar de menos.

Las sillas vacías de Xosé Ramón Barreiro y Ramón Villares

Estaban invitados, pero disculparon su ausencia. El presidente de la Real Academia Galega (RAG), Xosé Ramón Barreiro, y el presidente del Consello da Cultura Galega, Ramón Villares, estaban en Trasalba homenajeando a Xosé Manuel Beiras cuando Feijóo aconsejaba “superar la tentación de hacer del galleguismo un reducto selectivo”.

Barreiro, como presidente de honor de la Fundación Otero Pedrayo, era el encargado de presentar a Beiras, quien este año ha sido distinguido con el Premio Trasalba y quien en su discurso de agradecimiento atacó a quienes “suben al poder para destruir el país con medidas de exterminio idiomático”. Entre los oyentes estaba Villares, Isaac Díaz Pardo y el presidente de la Diputación de Ourense, José Luis Baltar.

Barreiro, que considera “preocupante” la situación del gallego tras el cambio de gobierno en Galicia, y Villares, que denuncia que “se ha abierto la veda sobre la lengua gallega”, han asistido a ediciones anteriores de la entrega de las Medallas Castelao, como máximos representantes de las dos instituciones culturales más importantes del país, pero en esta ocasión la ceremonia organizada por la Xunta coincidía con la de la Fundación Otero Pedrayo, y ambos pusieron rumbo a Trasalba.

Tampoco se vio en San Domingos de Bonaval a los líderes de la oposición, Manuel Vázquez (PSdeG) y Guillerme Vázquez (BNG). El primero delegó en su portavoz parlamentario, Xaquín Fernández Leiceaga, y el segundo envió a la diputada Carme Adán. Su ausencia, en este caso, no extrañó, pues tampoco Feijóo solía acudir a esta efeméride.