Como en el supermercado, cuando la cajera despacha todos y cada uno de los productos de la cesta a ritmo de vértigo gracias a la etiqueta que llevan y que la registradora lee al instante. Pues así, pero con los votos. Un nuevo sistema “más seguro, más ecológico y más barato”, más rápido también, que el Ministerio del Interior probará en las próximas elecciones europeas. Las ciudades elegidas para estrenar el proyecto de lo que oficialmente se llama el Colegio Administrado Electrónicamente son Lleida, Salamanca y Pontevedra. Todas las mesas de la ciudad gallega el 7-J usarán las nuevas papeletas con código de barras con las que el Gobierno central analizará las posibilidades de implantar el sistema en el futuro a otros comicios.

¿Cuáles son las principales ventajas del sistema? Los más evidentes, la agilidad que gana el escrutinio y la seguridad del proceso. Una vez que cierre el colegio electoral, los integrantes de la mesa podrán recontar las papeletas con la ayuda de un lector óptico de códigos que transmitirá la información a un ordenador. El acta se completa automáticamente y sin equivocaciones. No hay margen para el error humano.

La otra, el ahorro. Tanto el medioambiental como el económico. Se acabó lo de acumular más y más papeletas por si acaso no llegan. Los miembros de las mesas podrán “fabricarlas” directamente durante la jornada si en algún momento se agotan. Para que se hagan una idea del coste que un proceso electoral tiene para la salud de los bosques, de cara al próximo 7-J hay encargadas 1.000 millones de papeletas con las 35 candidaturas que se presentan que suponen 1.500 toneladas de papel, equivalentes a unos 22.000 árboles. Si en los comicios generales se extendiera el sistema de Colegio Administrado Electrónicamente el ahorro alcanzaría los once millones de euros, según Alfredo Pérez Rubalcaba, titular de Interior.

La elección de Pontevedra, Lleida y Salamanca como escenarios para ensayar el voto con código de barras no es aleatoria. Son ciudades las tres de tamaño medio, con una población idónea para probar el sistema y con un elevado grado de implantación del nuevo DNI, el electrónico, que también se podrá utilizar en el momento de la votación con el ordenador que habrá en todos los colegios para ratificar que está censado. En el caso del DNI convencional, los integrantes de la mesa actuarán como hasta ahora, buscando los datos del elector, aunque no en los listados de papel, sino en una base de datos que estará cargada en un portátil.

Por eso, en el arranque de la jornada, lo primero en la lista de tareas –habrá en todo momento un representante de la Administración para echar una mano, aunque desde el Ministerio del Interior insisten en que ni la tecnología que se va a usar ni el programa informático necesita especialistas– es conectar la memoria USB, un dispositivo de almacenamiento al ordenador. El disco extraíble lleva incorporado el censo de cada colegio. Los datos están por supuesto encriptados para garantizar la seguridad, y sólo se descargarán cuando el pendrive esté enganchado al ordenador. “Todo –explicó ayer Rubalcaba en la presentación del sistema– está informatizado y automatizado, da más garantías y seguridad”. Y, por supuesto, según interior, “respeta escrupulosamente” la Ley Orgánica del Régimen Electoral Central.