Muy pocos de los peregrinos que hacían ayer el Camino de Santiago se dieron cuenta de que llevaban a una jefa de Estado caminando con su “séquito” a apenas un centenar de metros de distancia. Sólo unos pocos habían oído un rumor, pero el grupo formado por la presidenta de Irlanda y la veintena de personas que la acompañaba no eran los típicos peregrinos. Es cierto que caminaban, pero lo suyo no era la socialización. A fin de cuentas, se trata de una visita privada y Mary McAleese no quería ser importunada.

Al menos así lo dieron a entender dos de las personas que la acompañaban, que soltaron improperios ante la presencia de los objetivos indiscretos de la prensa cuando estos lograron alcanzar a la irlandesa mientras cruzaba Palas de Rei bajo una granizada corta, pero intensa.

Mary McAleese partió de Sarria el lunes y está previsto que tras superar Melide y Arzúa llegue a Santiago mañana mismo, tras varias paradas en la ruta jacobea que la llevaron por las localidades lucenses de Portomarín, Gonzar y Castromaior antes de pasar la noche en Palas de Rei -y no precisamente en un albergue- desde donde un microbús que vela siempre por sus necesidades la trasladó de nuevo hacia atrás para continuar con el Camino a pie, como marcan los cánones.

McAleese, que marchaba a buen ritmo a pesar de sus casi sesenta años, rehusó hacer ningún tipo de declaración a la prensa, a pesar de que trabajó como periodista en una de las etapas de su vida, y se mantuvo siempre con la vista baja y protegida por un escolta de paisano. Además de reportera, fue abogada y en su currículum se incluye el haber sido la primera vicerrectora católica de la Universidad de Queens de Belfast, en Irlanda del Norte, el lugar donde nació.

Como candidata del partido conservador Fianna Fáil (“Soldados del destino”) se hizo con la presidencia de Irlanda en 1997 con el apoyo del Sinn Fein. En 2004 pudo seguir en el cargo porque no apareció nadie para competir con ella por este puesto simbólico, ya que en Irlanda, como en Gran Bretaña, el poder ejecutivo está en manos del Primer ministro. McAleese se hizo famosa el año pasado al anunciar que se bajaría el sueldo -325.000 euros al año- un 10% para paliar la crisis de su país.