Para poder actuar hay que saber. Ése es el principio básico sobre el que se construye el registro de emisiones y transferencia de agentes contaminantes. El planteamiento es, aparentemente, simple: las grandes empresas contaminantes deben informar a la Administración sobre sus emisiones y vertidos para que ésta, con datos en la mano, pueda intervenir. Hasta ahora, hay inventariadas 220 industrias en Galicia que tienen la obligación de informar de sus emisiones correspondientes a 2007, pero de ellas, lo han hecho por el momento 185. De modo, que hay 22 que todavía no declararon a pesar de que el plazo terminó el pasado 30 de junio. Ante este desajuste, la Consellería de Medio Ambiente ha decidido "perseguir" a las empresas incumplidoras, mediante la notificación de avisos, que en caso de no ser contestados, se transformarán en inspecciones.

Mientras, las otras 13 de la lista no tienen la obligación de figurar en ella, porque sus características o cambio de actividad las eximen ahora de notificar los vertidos.

Ante este proceso, la pregunta que surge es si las empresas dan información fiable sobre lo que contaminan. Según la Consellería de Medio Ambiente, sí. "Se portan bien". Así lo señaló el subdirector xeral de Tecnoloxía y Control Ambiental, José Gil de Bernabé Sánchez, quien de todos modos, incidió en que no hay medidas estandarizadas para estimar la contaminación. Por ello, estas mediciones, que después son validadas por la Xunta, constituyen un proceso complejo. "Cada vez lo hacen mejor, y nosotros también a la hora de validar", dijo.

No obstante, resaltó la necesidad de hacer campaña porque "estas cosas el primer año no las hace todo el mundo" y se trata de una "implantación progresiva". El factor favorable es que, a pesar de que el registro es nuevo -exigido por la UE-, desde el año 2003 funcionaba otro y las empresas ya tienen cierta experiencia.

Con las cifras registradas, el resultado permite "saber qué emisiones hay para después saber a dónde hay que ir para reducirlas", ya que éstas están desglosadas según la sustancia.

No obstante, es necesario reconocer que el proceso del registro es complejo, según explica el subdirector xeral. La dificultad reside en que las industrias sepan que se tienen que incorporar a este registro y que, además, lo hagan de forma correcta. Especialmente ahora, primer año de funcionamiento del nuevo catálogo, que sustituye al anterior, que afectaba a menos empresas.

La nueva iniciativa es más exhaustiva. Así, si en el anterior sólo había que notificar las emisiones al aire y al agua, ahora a éstas, se añaden las del suelo, así como las transferencias, fuera del emplazamiento, de residuos y contaminantes a través del agua. Los cambios no se limitan sólo ahí. Del mismo modo, la lista de contaminantes se amplía de 50 a 91 y el tipo de actividades afectadas pasa de 56 a 65.

Así, este aumento del tipo de industrias incluidas tiene una especial incidencia en Galicia, ya que entre estas novedades se cuentan los astilleros, la industria de la madera o la acuicultura, entre otros. Con todo estos cambios se explica, según Gil de Bernabé, que las empresas anotadas en el anterior registro pasaran de ser 83 en 2006 a las 220 de 2007. Por eso, un buen resumen, es el que ofrece Gil de Bernabé: "Aquí hay que declararlo todo".