Alberto Núñez Feijóo es el único de los tres candidatos que concurre por primera vez a la Presidencia de la Xunta en las autonómicas del 1 de marzo, una cita electoral en la que también se someterá a examen el proceso de renovación del PPdeG que inició al suceder a Manuel Fraga y tomar las riendas del partido después de que perdiese el poder tras 16 años en la Xunta.

La propia figura de Feijóo será una de las principales bazas que el PP gallego utilizará hasta el domingo electoral y, así, aprovechará su "buena imagen" o que, con 47 años, es el más joven de los tres candidatos.

Licenciado en Derecho por la Universidad de Santiago de Compostela, comenzó su carrera profesional en la Xunta con tan sólo 23 años y con 29 accedió a su primer cargo institucional.

Así, otra de las características que fuentes populares destacan del actual líder de la oposición es su "capacidad de gestión", que ejemplifican con su estancia al frente de organismos estatales como Correos o el Insalud. Miembro del Gobierno de Aznar desde 1996, volvió a Galicia en 2003 para dirigir la Consellería de Política Territorial en sustitución de Xosé Cuiña y, poco después, Fraga lo nombró vicepresidente primero de la Xunta.

De su participación en diversos organismos públicos, el PP gallego cree que salió "triunfante", por lo que intentarán transmitir este aspecto a la sociedad para erigir a Feijóo en la "garantía" de que Galicia puede salir de la actual situación de crisis económica. Con actos de acercamiento a la sociedad similares a los que protagonizó en los últimos meses en todos los ayuntamientos gallegos, también enfatizará su "cercanía", puesta en duda en varias ocasiones por quienes lo vinculan al sector más urbano del Partido Popular.

Ni boinas ni birretes

Para superar esta imprensión, Feijóo ha rememorado en varias ocasiones su lugar natal --una pequeña aldea de Os Peares (Ourense)-- y el carácter modesto de su familia, en la que él es el primer universitario. Con el mismo objetivo, se desentendió de posibles "padrinos" políticos tan pronto asumió la Presidencia del partido y sostuvo que en su pueblo "no hay birretes", sector enfrentado tradicionalmente al de la 'boina', más próximo al ámbito rural.

Así, tras ganar el congreso de sucesión a Fraga de forma contundente --logró el 96 por ciento de los votos en este cónclave después de imponerse a otros tres candidatos: Xosé Manuel Barreiro, Xosé Cuiña y Enrique López Veiga--, apostó por la renovación generacional, con el propósito de superar la división de las distintas familias populares y garantizar la unidad del partido, algo que fuentes populares dan por conseguido y que presentan como su principal éxito como presidente del PPdeG.

Aunque coincide con su antecesor en declararse galleguista, Feijóo ha reivindicado en varias ocasiones su carácter centrista y reformista para dar una imagen menos populista del PP gallego. Sus relaciones con el sector más moderado del partido son excelentes y, prueba de ello es que durante la campaña electoral de las autonómicas gallegas --en las que concurrió como cabeza de lista por la provincia de Pontevedra-- se rodeó de Alberto Ruiz Gallardón o Josep Piqué en diversos actos políticos.

Otro de sus gestos más destacados fue su presencia en la boda de un concejal gay del PP de Ourense, semanas después de que su partido presentara un recurso de inconstitucionalidad contra la ley que permite las uniones entre personas del mismo sexo. No obstante, su perfil también se vincula, por ejemplo, a Esperanza Aguire, quien le habría ofrecido ser consejero de Sanidad tras ganar las autonómicas madrileñas, aunque respondió con una negativa para continuar su trayectoria política en Galicia.

Autonómicas: examen final

En general, Feijóo elude enmarcarse en ninguna vertiente del partido y, como demostración, en su Facebook reconoce como amigos, además de a Aguirre y a Gallardón, a Mariano Rajoy, José María Aznar, Rodrigo Rato o Esteban González Pons, entre otros dirigentes y ex dirigentes del PP.

Por el momento, su estrategia le ha permitido mejorar los resultados electorales del Partido Popular en la mayoría de las grandes ciudades gallegas, aunque la tendencia ha sido contraria en el rural, donde ha visto reducido el apoyo del electorado de forma notoria.

En cualquier caso, él mismo reconoce que su "examen final" serán las próximas autonómicas, pese a que fuentes populares apelan a que previsiblemente el PP seguirá siendo la primera fuerza política para descartar que el resultado electoral vaya a cuestionar la continuidad de Feijóo al frente del partido.