Amparándose en la actual crisis económica, la jefatura del Servicio de Vigilancia Aduanera pretende hacer valer ahora sus viejos planteamientos de reducción de la actividad de las bases que tiene en el norte de la península. Fuentes consultadas por este periódico confirman que existen planes para la reducción e incluso desmantelamiento de las bases de Bilbao, Santander y Gijón, y el establecimiento de salidas selectivas en las seis que el servicio tiene en Galicia: A Coruña, Muros, Vigo, Vilagarcía, Marín y Ribadeo.

Las mismas fuentes señalan que la reducción del número de salidas de las embarcaciones se justificaría en un presunto ahorro de gasóleo y de personal de Vigilancia Aduanera, lo que significaría, en la práctica, el desmantelamiento de un servicio que continúa dando resultados efectivos contra el narcotráfico.

Además, Aduanas estudia la posibilidad de aplicar la doble especialidad a los agentes del servicio marítimo, de modo que podrían desarrollar gran parte de su actividad en tierra, dejando como algo secundario la vigilancia en el mar. Todo en un momento en el que parece darse una revitalización de las viejas rutas de entrada de importantes cargamentos de droga procedentes del extranjero.

Este concepto de selectividad se establece en el sentido de atender exclusivamente aquellos asuntos que se hayan verificado y, entonces, intervenir con los medios disponibles para evitar su "entrada" por las costas gallegas. Estos medios son cada vez menos: las bases de Muros, Ribadeo y Vilagarcía disponen de embarcaciones totalmente obsoletas; Marín tiene a su única embarcación paralizada durante la mayor parte del mes por averías o falta de personal, y sólo Vigo y A Coruña disponen de embarcaciones en condiciones.

La preocupación es grande entre los propios agentes del SVA, que consideran que las medidas que se aplicarán por la dirección dejarían sin vigilancia las costas gallegas y el mundo del narcotráfico aprovecharía de nuevo la ocasión para reorganizar su actividad en Galicia.