El sábado pasado un cáncer de colon acababa con la vida de Pablo Vioque, el que fuera secretario de la Cámara de Comercio de Vilagarcía a mediados de los años 70 donde ejerció como abogado de la instititución.

En los últimos meses se había sometido a un novedoso tratamiento de quimioterapia pero, a sus 56 años, no obtuvo ningún resultado positivo y este fin de semana terminaba perdiendo la vida. Ayer, era incinerado en Madrid.

A su llegada a Vilagarcía no tardó mucho tiempo en controlar los hilos del poder, que extendió a ayuntamientos y a la propia Xunta de Manuel Fraga, como uno de los fundadores de la extinta Alianza Popular.

Vioque, un influyente y hábil negociador, intervino en operaciones inmobiliarias donde se pagaron millonarias comisiones a cambio de recalificaciones de terrenos. Con su destitución frente a la Cámara por orden directa de Fraga, el abogado dio una rueda de prensa en la que envió veladas amenazas para que le devolvieran su puesto, pero nunca las llevo a cabo.

Además, Vioque logró ser un eficiente defensor de contrabandistas, contando por Laureano Oubiña o Sito Miñanco. Desde entonces, su vida estuvo salpicada de luces y sombras. El primer episodio data de 1989, cuando fue detenido Luis Falcón Pérez, Falconetti, por aquel entonces uno de sus clientes famosos, implicado en un alijo de hachís.

Tres años después se vio salpicado por uno de los capítulos más sórdidos de la historia del narcotráfico en Galicia, cuando dos sicarios colombianos abatieron a tiros al entonces tesorero de la Cámara de Comercio. Años después, el testimonio del arrepentido Manuel Vázquez, El Piturro, desveló ante el juez Garzón que los colombianos pretendían asesinar a Vioque por haberse quedado con cien kilos de cocaína de un cargamento.