¿Pueden indicar los genes la predisposición de una persona a padecer un cáncer? La respuesta es sí y lo saben muy bien cada año unas 500 familias en Galicia, que son las que de media se someten a una prueba genética específica para determinar las posibilidades que tienen de desarrollar un tumor hereditario de mama o colorrectal. Los resultados del análisis son tan fiables que al 90% de las personas que dan positivo se les comienza a aplicar a una terapia preventiva y, en los casos más extremos, pasan ya por el quirófano a modo de profilaxis aunque no tengan todavía síntoma alguno y estén sanos.

Porque sólo es una cuestión de tiempo. Por eso el jefe del Servicio de Oncología del Complejo Hospitalario de Santiago, Rafael López, sentencia: "Estamos en la frontera de la ciencia".

Los test genéticos se comenzaron a desarrollar a principios de esta década, pero su uso se hizo más extensivo desde el año 2004. Todas las pruebas las hace la Fundación Pública Galega de Medicina Xenómica, uno de los centros de referencia de España y de Europa.

Cada año se diagnostican en Galicia unos 10.000 nuevos casos de cáncer y se calcula que en unos 1.500 su origen es hereditario, debido a la mutación de un gen. El primer paso para determinarlo es mediante la realización de una encuesta al paciente, donde se le pregunta, entre otras cosas, por sus hábitos de vida o los enfermos de cáncer en su ámbito familiar. Se le raliza incluso un árbol genealógico con todas las dolencias.

Si el equipo médico sospecha que puede haber un componente hereditario por el elevado número de afecciones familiares, entonces se deriva al paciente a la Fundación de Medicina Xenómica y se le ofrece la posibilidad de someterse a una prueba genética. Aunque se están experimentando con otros tipo de cáncer, los análisis se centran sobre todo el los tumores de pecho y colorrectales. La razón es que son dos dolencias con una elevada incidencia en Galicia, que se pueden atajar con un diagnóstico precoz y cuyos identificadores genéticos están localizados con exactitud, por lo que las pruebas resultan bastante fiables, no son en exceso costosas y tampoco duran mucho tiempo.

De estos 1.500 pacientes que se someten a las pruebas, en un tercio, como media, los genetistas detectan una mutación hereditaria de un gen como el origen de la enfermedad.

Es entonces cuando al paciente se le ofrece la posibilidad de que los miembros de su familia se sometan también a las pruebas, puesto que hay un alto riesgo de que tengan ese mutación génica que con el tiempo acabe generando un cáncer de mama o colorrectal y además de forma prematura.

Por lo general, los familiares aceptan y acceden a realizar, en unos casos más que en otros, los test, aunque ninguno de ellos presente ningún síntoma y esté completamente sano. Pese a ello, los análisis son tan fiables que en el caso de dar positivos los oncólogos tienen una certeza del 100% de que en el futuro esa persona acabará desarrollando un tumor.

Por eso, a estos familiares que en principio están sanos se les comienza a aplicar un tratamiento preventiva, bien con una terapia de modos de vida y consumo e incluso con intervenciones quirúrgicas para extirpar prematuramente los órganos susceptibles de desarrollar un cáncer.

Sólo en el Complejo Hospitalario de Santiago, que organizó ayer una jornada sobre el cáncer hereditario, de los pacientes derivados a la Fundación Xenómica en el último trimestre se le hicieron las pruebas genéticas a 84 familias y a más del 25% se le encontró una mutación, por lo inició ya un tratamiento.