Después de un año de negociación, con el ruido de fondo de los sindicatos, la Unión Europea aprobó ayer finalmente la reforma de la Política Agraria Común (PAC) que pone fecha de caducidad en 2015 al sistema de cuotas lácteas. La modificación prevé además una reducción progresiva de las ayudas directas a los productores. Esta rebaja, que ya se aplica al 5 por ciento, alcanzará el 10 por ciento en 2012 y afectará a aquellas ayudas superiores a 5.000 euros. El acuerdo establece, además, que la cuota láctea aumentará un 1% cada año en todos los países. Este incremento paulatino, y revisable en 2010 y 2012, tiene como fin facilitar un "aterrizaje suave" del sector en el libre mercado que se instaurará en 2015, cuando finalice el sistema de cuotas lecheras.

No obstante, a pesar de las 18 horas de negociación que les costó a los ministros de agricultura este acuerdo, éste no ha gozado de una buena acogida en Galicia ni en el sector profesional estatal. La Xunta y los sindicatos rechazan de una forma contundente esta reforma, tanto por acordar el fin de la cuota láctea como de las medidas de transición adoptadas.

Así, el conselleiro de Medio Rural, Alfredo Suárez Canal, no se mostró satisfecho con este cambio y consideró que la UE "insiste" en medidas que generan convulsión en los precios en origen de la leche. Su departamento desaprobó el incremento gradual de las cuotas en la misma medida para todo los estados, porque "no debería ser así", y apostó por una redistribución de los derechos de producción. Una formulación necesaria porque, según explican desde la Consellería, existen países que tienen una cuota muy inferior a su consumo interno. España es uno de los casos. Según el secretario general de Unións Agrarias, Roberto García, en el Estado español hay un déficit de producción de leche de alrededor de 3,5 millones de toneladas, ya que la cuota que tiene asignada está en los seis millones, mientras que el consumo se sitúa en más de nueve. Por esta misma razón, los sindicatos agrarios defienden también una redistribución, que García resume en que "dar un tratamiento lineal a las desigualdades es una barbaridad". Y cita, como ejemplo, el caso francés, donde hay una cuota de 25 millones, de la que parte está sin repartir y cuyos excedentes "distorsionan" el mercado español.

El progresivo aumento de la cuota, de cara a la liberalización final del mercado, supone un instrumento más para que las industrias justifiquen unos precios más bajos, explicó la secretaria general del Sindicato Labrego Galego, Carmen Freire. "Hay demasiado producto y bajan los precios", señaló, por lo que advirtió de que muchas explotaciones no lo soportarán, si a esto además se le suma la reducción de ayudas prevista. "Es el camino que se le está preparando a las multinacionales", dijo.

El descenso de las subvenciones es también una preocupación para el secretario general de Xóvenes Agricultores, Francisco Bello, que se mostró "en contra" de la reducción de las ayudas, porque esta situación acarreará "más apuros" en las explotaciones. De todos modos, García, de Unións Agrarias, explicó que esta reducción no influirá tanto en la zona gallega, donde las ayudas que se cobran son pequeñas, por debajo de los 5.000 euros.