julio pérez  Vigo

Quizás porque están ya acostumbrados, quizás porque están hechos de una pasta especial y no son pocos los que llevan en la sangre la carrera militar o tienen como motor de su vida la solidaridad. "Somos un poco aventureros, sí", confirma Juan, el nombre ficticio _-en Defensa hay la prohibición más o menos expresa de que el contacto con los periodistas sólo puede darse con su mediación- de un miembro de la Brilat de Figueirido, que acaba de llegar del Líbano y espera partir rumbo a Afganistán en enero. Allí está desde marzo Xoaquín Cortizo Caamaño, cabo primero de la Guardia Civil, miembro de la EUPOL, una misión de la ONU encargada de formar a los cuerpos de seguridad en países que acaban de salir de una guerra y empiezan de nuevo. "La situación aquí es muy, muy delicada". Es lo poco que ayer pudo transmitirle a su amigo José Antonio Torres, vigués, de Bomberos sin Fronteras, que se marchará para el país, "a no ser que pase algo excesivamente grave", a comienzos del año que viene. La ayuda sigue llegando a un lugar en el que el día a día se aguanta en un estado de alerta constante.

A Manuel, coruñés, lo que ha visto durante la pasada jornada en la televisión le deja un nudo en el estómago. También pertenece a la base militar de Pontevedra. También es un nombre ficticio. "Nos estamos relevando constantemente", cuenta. Y él es uno de las docenas de militares gallegos que han vuelto a casa en las últimas semanas. Los detalles de la vida cotidiana se quedan en secreto. "De eso no podemos hablar", asegura. ¿Hay órdenes de extremar las precauciones? "Sí, evidentemente. Nos incitan a estar en alerta".

Y los avisos se repiten jornada sí, jornada también. La inquietud volvió esta semana a la base española de Herat ante la posibilidad de un atentado como el que finalmente ocurrió ante el recrudecimiento de la ola de violencia que azota el país. Los insurgentes querían dejar claro que todas las tropas de la coalición internacional estaban entre sus objetivos, tras los esfuerzos de los militares y los civiles de las ONG y misiones de la ONU por dar pasos hacia delante, como la reciente instauración de la radio local en la localidad de Qala-e-Naw, con una radio de 400 kilómetros del alcance. Una de las apuesta del Equipo de Reconstrucción Provincial (PRT) de España que trabaja en la zona, y que junto con Agencia Española de Cooperación internacional (AECID), consiguió asfaltar las calles. Todo un logro.

"Los insurgentes -cuenta Torres- se repliegan durante el invierno a las montañas. Es una época más tranquila, con menos ataques, hasta el mes de mayo más o menos. Pero este año, eso se está retrasando. Por lo que se está viendo, con estos últimos coletazos quieren transmitir la idea de que ellos siguen ahí y que no están dispuestos a que vengan más tropas, como las americanas, cuando abandonen Irak, como anunció Obama".

"¿Por qué quiero ir a Afganistán? Es un lugan que se pinta tan mal que me gustaría verlo con mis propios ojos. Me resulta una misión muy interesante", afirma Juan. "Vivimos en países que desconocemos -añade Manuel-, en lugares donde no existe seguridad. Vayas por donde vayas tienes que estar vigilando, quién se acerca, quién pasa por tu lado, pero se necesita nuestra ayuda. No todo es tan malo como se piensa".