La sola idea de pensar que España y Portugal hubiesen podido entrar en guerra, hace treinta y tres años, dejó ayer consternados a residentes del país vecino que recibieron con asombro la noticia de que el jefe de Gobierno durante la dictadura y sucesor de Franco, Carlos Arias Navarro, barajó un enfrentamiento bélico con Portugal para proteger al territorio patrio del comunismo creciente portugués.

Esta parte de la historia que se hizo pública, tras ser divulgada por el diario El País, infunde respeto a los vecinos lusos, como reconocía la joven Ana Sampaio, alumna de segundo año de Informática de Gestión en el Instituto Superior de Ciencias Empresariales de Valença do Minho (Portugal). "Es un asunto delicado que se sabe ahora y puede estropear las relaciones entre dos países que se llevan bien. No se comprende esta situación en la sociedad de hoy con una mentalidad más abierta y donde las dictaduras no tienen lugar. Ahora ya no hay sitio para guerras ideológicas", afirmó.

José Manuel Vaz Carpinteira, presidente de la Cámara Municipal de Vila Nova de Cerveira (Portugal), expresó su estupor al conocer los planes de Arias Navarro y respiró hondo para decir: "¡está muy bien que la guerra no llegase a ocurrir!". Considera que hoy en día no tiene sentido esa idea. Recordó que en 1975, cuando tenía 16 años de edad, estudiaba en el Liceo y carecía aún de formación política. Él entró en ese mundo a los 20 años y a los 29 ya era presidente de la Cámara cerveirense, por el Partido Socialista, cargo en el que continúa.

Enrique Grillo, trabajador de logística, de 30 años de edad, opina que es cierto el hecho de que el comunismo, en aquellos años, ganaba poder. "Pero de ahí a entrar en guerra, me parece muy fuerte. Es casi un imposible, diría yo, que soy de los que piensa que todo se puede solucionar con el diálogo y que los baños de sangre no son razonables en la Europa actual", asegura. Federico Maciel, de 19 años y estudiante de Informática de Gestión en Valença, apunta la posibilidad de que "se trate de una operación política para intentar boicotear las buenas relaciones entre España y Portugal". "Porque eso de la guerra no cuela. En todo caso, son cosas de la historia ya pasada y de los dictadores", comenta.

María Lourdes Teixeira, de 58 años de edad y comerciante en Valença, recordaba que en el año 1975, ella y su marido hacía poco que habían regresado de Francia. "El comunismo en Portugal no fue nada. Ocurrió con Spínola una situación anómala en mi país. Se puede decir que los comunistas eran sólo una docena de personas y la mayoría de nosotros no los vemos bien. Sin embargo continuamos con nuestras buenas relaciones con España, y los españoles igual con nosotros", explica.

José Manuel González Troncoso, anticuario de Tui, con estrechos lazos en Portugal, calificó el suceso de 1975 como "una barbaridad de la política". "Nosotros queremos la paz y Portugal debe respetarse como país", asegura. Según explicó, fue un momento de crisis que daba sensación de inestabilidad. "No pasó nada, lo que fue bien para todos", añade.