Es fácil comprobarlo con un paseo por cualquier ambulatorio, por un hospital. Las salas de espera suelen estar llenas de gente mayor. Conforme avanzamos en edad, aumenta la demanda de los servicios del cuidado de la salud. Hasta cuatro veces más que la media entre los que superan los 64 años, lo que provoca que el desembolso por habitante en la tercera edad se multiplique por un 3,4. De ahí las posturas de las comunidades más envejecidas, Galicia entre ellas, a la hora de reclamar más fondos en el debate del nuevo modelo de financiación autonómica. Que la estructura demográfica sea un elemento más en el cálculo de la distribución para reequilibrar un gasto que en Galicia supone 300 millones de euros, casi nueve veces más que el sobrecoste que el envejecimiento tiene en Cataluña, 34 millones.

La incidencia de la peculiar pirámide de población para los presupuestos de la sanidad en Galicia, con más de medio millón de habitantes por encima de los 65 años -el 21,5%- y la mitad de ellos con más de 75 años, es muy sencillo de comprobar. Teniendo en cuenta el número de personas protegidas -es decir, el volumen de tarjetas de la Seguridad Social que hay-, el gasto medio en España es de 1.091 euros al año, según el último informe realizado por el Ministerio de Sanidad. En esa estadística, la comunidad está por encima, con 1.121 euros de inversión por persona, y en la posición número 13 entre todas las regiones. Pero, ¿y si introducimos el elemento corrector del envejecimiento? El gasto se desploma hasta los 1.017, el peor dato, hasta 72 euros menos que la media y 104 en comparación con el coste que tendría sin una estructura poblacional lastrada por el envejecimiento.

No es de extrañar que las mismas exigencias que tiene Galicia las compartan Castilla y León y Asturias. Son las tres autonomías más perjudicadas por la ausencia de la ponderación de la población mayor en el reparto de los fondos estatales. El sobrecoste en el caso de los leoneses, con un 23% de sus habitantes mayores de 65 años, supera incluso al de la comunidad gallega, con 313 millones, y en el vecino Principado, donde la proporción es del 22%, alcanza los 135 millones. En Extremadura, la diferencia es de 49 euros, con un gasto a mayores de más de 49 millones de euros. Ni en Madrid ni en Valencia, donde el volumen de la tercera edad se sitúa en el 13% y el 16%, respectivamente, el impacto de la atención a las personas de más de 65 años es sustancial. Al contrario, cuando se incorpora el factor envejecimiento en el gasto medio, sus posiciones mejoran, pese a mantenerse con una inversión por persona por debajo de la media.

Incluso dentro de la propia geografía gallega hay una sustancial diferencia entre provincias. Entre las que tienen un mayor índice de envejecimiento y en las que el crecimiento vegetativo, de momento, no da tantos quebraderos de cabeza. El coste en gasto de personal para Atención Primaria en Lugo alcanza los 122 euros y en Ourense los 114 euros, en ambos casos, con la incidencia también de la dispersión poblacional. En A Coruña se reduce a 96 euros por asegurado al año y a 93 en Pontevedra.