Javier Sánchez de Dios / Santiago

No pocos especialistas creen que, más que ante una crisis económica, que también, el país esta ante una crisis crediticia. El sistema financiero ha cerrado el grifo de los préstamos y esto perjudica a empresarios y particulares. ¿Creen ustedes, desde posiciones más próximas que las de otros a la gente corriente, que esto es así?

- benito bande. Sí. Hay un problema muy importante de liquidez en la banca, un problema que no es sólo de España. Eso no quiere decir que exista un peligro potencial de crack, porque el Banco de España garantiza la solvencia de la banca y el crédito en general y esa solvencia está acreditada y es sólida. Pero también es verdad que hay una crisis de liquidez importantísima que de alguna forma hace que los bancos reduzcan sus créditos a nivel individual, personal, y también hipotecario o empresarial. Eso es verdad, es una característica de este momento.

- maría queijas. Estoy de acuerdo. Hasta hace un año más o menos la política de los bancos era fomentar el endeudamiento masivo ofreciendo créditos casi regalados, ¿y ahora qué? Le han dado la vuelta, tratan de captar el ahorro o quitarse clientes unos a otros, y mientras ofrecen sólo créditos a un nivel de endeudamiento familiar del diez, quince por ciento cuando antes los ofrecían con un nivel del cuarenta. Y hay un problema muy serio: la gente va a preguntar a su banco y a veces responden que se busquen la vida. Y eso resulta inadmisible.

- maika bouza.- Yo creo que la crisis no llegó: está llegando todavía. La cosa empezó por una crisis financiera, se convirtió en crisis hipotecaria, coincidió con la ruptura de la burbuja inmobiliaria y con las crisis energética y alimentaria. Tenemos así un cóctel explosivo, favorecido además por la abundancia de dinero especulativo, y ahora todo eso se tambalea y pone en riesgo incluso a las entidades financieras, que han pasado de ser las más favorecidas por aquel boom a ser menos favorecidas, que no es lo mismo que ser desfavorecidas, y no quiero jugar con las palabras.

- La situación es la que es, pero muchos bancos siguen anunciando beneficios enormes. ¿Cómo se explica, si se habla de falta de liquidez y negativa a préstamos?

- bande. De momento los beneficios son de ejercicios tasados. La falta de liquidez ahora mismo no sólo consiste en que no haya dinero físico, sino la necesidad de poner coto a determinados desmanes, créditos que se daban sin garantías bastantes, etcétera, y eso había que pararlo. Y la forma es cerrar el grifo. Lo que yo me pregunto es si mana agua de ese grifo o habrá que buscar otros. Hay gente pidiendo que se cree un banco oficial, pero el Banco de España no está por la labor y creo que no saldrá adelante esa idea, ni utilizando el ICO para resolver el problema, ése no es el cauce. Sería gravísimo que el ICO entrase en el juego de las inmobiliarias porque detrás vendrían otras y eso podría colapsarlo todo.

- bouza. Vamos a ver, es que una cosa es ayudar a empresas con problemas y otra financiarlas, y otra diferente financiar proyectos especulativos. Si el Instituto de Crédito Oficial, o las cajas de ahorro -que tienen unos fondos de obra social- pueden ayudar, a mí me parecería razonable que se vinculasen las entidades financieras, analizados proyectos, etcétera, para dinamizar el progreso social. Lo que no me parece razonable es que el sector financiero vaya a resolver el problema de especulación que ha provocado en buena medida el sector inmobiliario. Habría que estudiar la situación de las empresas, ver cómo se puede ayudar y cómo salvarlas. Pero no pagarles las deudas, ¿eh?: dije ayudar para salvar las que sean viables.

- queijas. Bueno, hay muchas personas, usuarios con muchos y muy graves problemas. Desde la perspectiva de ADICAE hay que plantear dos grupos. Primero, la gente que está endeudada y que ahora mismo no sabe cómo salir y el banco que le proporcionó el producto, ahora, cuando ve que no puede pagar lo dejan en la calle, y si no paga le embargan el piso. Segundo, el de los bancos: aquí todo el mundo llega justo a fin de mes, si llega, y sin embargo los bancos cobran cada vez más por servicios y no se ve que haya una equidad: cada vez unos cobran más, los bancos, y sus beneficios son mayores y los clientes tienen cada vez más dificultades. Y no sólo no ayudan, sino que ganan dinero con las dificultades ajenas.

- Se ha pedido al Gobierno que intervenga, insisto...

- bande. Bueno, hace unos meses el Gobierno de España informó de que había solicitado a las entidades bancarias que diesen algún tipo de facilidades complementarias a sus clientes ante la situación. Es verdad que eso se interpretó básicamente como la posibilidad de alargar créditos, pero hay que preguntarse también qué parte de culpa hemos tenido los ciudadanos al meternos de cabeza, voluntariamente, en todo este mundo, en esta escalada consumista, en esta espiral tan peligrosa. No sólo es que el Gobierno. o la banca, hayan tenido responsabilidades: es que los ciudadanos hemos tenido también nuestra parte, y hay que hablar de eso. Ha habido mucha gente que con una hipoteca también ha aprovechado para financiar compras de coche, muebles e incluso viajes.

- bouza. Es cierto que hay una responsabilidad compartida. Hemos vivido uno tiempos en que se nos incitaba, con tipos de interés atractivos y facilidades, al consumo y al endeudamiento antes que al ahorro, nos enganchaban a los consumidores y la Banca vio el cielo abierto. Quizá es que esta sociedad estaba dispuesta a morirse de éxito, a ser todos demasiado ambiciosos. En cualquier caso, hay que dejar claro que esos tiempos se acabaron y, aunque como economista no puedo hacer profecías, parece muy difícil que vuelvan. ¿Echar una mano a las empresas? Es posible, pero sería una barbaridad una línea de condonar deudas. Pero se podrían facilitar otras vías de financiación, incluso la refinanciación de pasivos, que es una línea habitual para clientes con problemas.

- queijas. Bueno, se habla de intervención de los Gobiernos; en Europa hay leyes acerca del sobre/endeudamiento familiar, como es el caso de Francia, y aquí hubo un proyecto hace años, pero está en un cajón. Y se trata de fomentar la intervención colectiva para ordenar la deudas familiares en caso de excesos evidentes. En España se está intentando, aunque es verdad que el único camino viable ahora mismo es renegociar los créditos, establecerlos a más plazos y eso, a la larga, perjudica a los clientes sin que suponga un problema especial para bancos y cajas. Pero hay que recordar, y reclamar responsabilidades, porque como ya se ha dicho, se ha estado incitando al exceso de consumo y al endeudamiento con créditos que parecían de Jauja, con bienes sobrevalorados de una forma casi temeraria.

- Son muchas las personas que se preguntan cómo se puede salir de este lío...

- bande. Hay directrices por las que se pide a las entidades bancarias que no entren en una espiral de embargos y opten por facilitar la renegociación de los créditos a más largo plazo. etcétera. Lo que pasa es que se han concedido muchos con ingresos en precario, y el problema que se presenta ante la pérdida de empleo es que los bancos y cajas de ahorros se miden mucho a la hora de refinanciar. Por eso digo que los ciudadanos también tenemos que reflexionar: en Inglaterra se vivió una situación tremenda de endeudamiento familiar, y su Parlamento hubo de intervenir, pero seguimos tropezando en la misma piedra. Las medidas para resolver estos problemas llevan su tiempo, pero lo que no se puede hacer es dejar de financiar empresas que no tienen problemas graves.

- queijas. Aquí los que al parecer nunca pierden son los bancos y las cajas: si puedes pagar, bien, si no aumentas el plazo y de esa forma se generan más intereses. Eso no puede ser. Pero ojo, porque se ha dicho y con razón que han cambiado incluso las circunstancias en las que se concedieron créditos antes -por encima de los valores reales, y con tasaciones ficticias-, y ahora no se acepta siquiera ampliar los plazos. Y es inadmisible que se obligue casi en la práctica a recurrir a empresas de refinanciación, que en algún caso, con la tesis de agrupar los créditos están cobrando intereses abusivos, cuando no realizando prácticas casi fraudulentas, y no se hace nada ni desde el Estado ni desde el propio sistema para advertir e impedir esas prácticas.

- bouza. Ya he planteado algún tipo de soluciones, pero es evidente que el alargamiento de los créditos, las hipotecas a cuarenta o cincuenta años no parecen una fórmula muy razonable ni una solución aceptable sin más para las economías domésticas. Aparte de que eso, como se ha dicho ya, puede ser pan para hoy y hambre para mañana en el caso de otra crisis, de que alguien pierda el empleo o fallezca un miembro de la unidad familiar. ¿Qué decimos al ciudadano medio? Que tiene que responder a las obligaciones contraídas y que tendrá que negociar con los bancos. Y a los bancos que no pueden tirar demasiado de la cuerda porque se arriesgan a romper por cualquier lado y también pueden salir muy perjudicados en sus legítimos intereses.