Ramón está en primera fila. Muy cerquita de los más de noventa periodistas, cámaras y fotógrafos acreditados para la visita de los Monarcas. Justo en frente de la carpa en la que esperan otros dos centenares de invitados. Autoridades locales, de la Xunta, la Diputación, sin distinción, hoy, de partido ni administración. Representantes de las empresas de referencia en Vigo, las asociaciones... "Una buena", dice. Muy parecida a la que vivió hace 32 años, en 1976, cuando se estrenó como trabajador de la fábrica, casi, casi al mismo tiempo que Don Juan Carlos y Doña Sofía visitaban por segunda vez las instalaciones. Ramón lo recuerda perfectamente.

"Ese día fue como una jornada libre", cuenta. A las seis y media estaban ya todos en casa. Ni la plantilla es la que hay hoy, ni el ritmo de producción, ni siquiera las dimensiones de la fábrica. Hacía poco tiempo que el grupo dejó de ser Citroën para aliarse con Peugeot. Le cogió el furor de la C-15, que estuvo veinte años en producción. "¡Cómo han cambiado las cosas, sí!", reconoce. Sabe que hoy será difícil acercarse a los Monarcas. Tampoco parece demasiado interesado en hacerlo. Con verlos así le llega. "Aquella vez se habían aproximado a ellos, un grupo de compañeros. No había comité de empresa. Les entregaron una carta en la que le pedían su solidaridad con los 52 despedidos por las huelgas del 72".

Los treinta años que han pasado se notan en muchas más cosas. De las rudimentarias cámaras de antes a los móviles y las digitales que inundan cada esquina. Casi una por trabajador. "Yo quiero sacarles una foto. Si se acercan, me la sacas". Dos compañeras hablan entre sí. Preparan el teléfono porque llegan los Reyes en coche por la avenida. "¡Qué guapa, qué guapa va la Reina!", dice una de ellas, la dispuesta a ser protagonista de una de las fotos del día. Alaban el color del vestido de Doña Sofía y alaban también "lo conjuntados que van con el tono de la corbata" del Rey. Un detalle que tampoco se escapó a los periodistas, atrincherados en una carpa como la que tenían los invitados, delante una televisión para seguir el recorrido interior a través de circuito cerrado.

Los detalles se quedaron de puertas para dentro, o no. A la Reina le llamó especialmente la atención el C4. Preguntó que características tenía y los responsables de la fábrica le explicaron las muchas posibilidades del modelo, que se puede pedir hasta por encargo en función de los colores y las prestaciones que se ofrecen. Doña Sofía incluso preguntó dónde se vendía.

El Rey, por su parte, incidía una y otra vez "en lo cambiado" que estaba todo desde su anterior visita. Don Juan Carlos comprobó de primera mano el potencial y la productividad de la fábrica, una de las que mayor volumen de trabajo concentra por metro cuadrado. En cada paso, un trabajador convertido en reportero para la ocasión. "¡Viva o Rei!", exclama uno. "¿Daste conta como saludei ó Rei?", le dice a otro de sus compañeros. "Fueron extremadamente amables y se acercaron a la gente que les llamaba", narra uno de los miembros de la gran comitiva que acompañaron a los Monarcas durante el recorrido.

A los Reyes no se les olvidó tampoco preguntar por la crisis. Si estaba afectando a la producción del grupo. Los responsables les comentaron los últimos resultados, "la ligera caída" de la producción, que esperaban que fuera anecdótica. Tan bien parecía estar pasándolo la Reina que en un momento comentó que no le importaría nada tirar el reloj para poder estar todo el día en la planta de Vigo. Pero le esperaba otra tourné por A Coruña.

Ramón no mira su reloj. Quizás con la esperanza de que hoy también sea un día de fiesta de nuevo en las instalaciones en las que lleva trabajando media vida. "¡Ramón, que vas a salir en Faro!", bromean lo que le rodean detrás de la valla. Él también es protagonista del 50 aniversario.