Asturianos, cántabros y vascos tienen desde hace algunos días nuevos inquilinos en sus mares. Se trata de las llamadas carabelas portuguesas, una falsa medusa que tiene a toda la costa del Cantábrico en alerta por su alta toxicidad. Las banderas amarillas ondean en la mayor parte de las playas debido a la peligrosidad que estos pólipos suponen para los bañistas. A pesar de que proceden del Océano Atlántico, tanto el Ministerio de Medio Ambiente como diferentes expertos de Protección Civil y organizaciones ecologistas garantizan que estas medusas no alcanzarán las costas gallegas. El Gobierno español tampoco prevé la llegada de estos animales.

Lo cierto es que en el País Vasco, Cantabria y Asturias no sólo se han avistado carabelas portuguesas en sus litorales, sino que una de estas colonias de animales cnidarios ya ha dejado huella en una playa cántabra. Una joven de 18 años tuvo que ser atendida en el arenal de Isla por su picadura, muy urticante y dolorosa que en casos extremos, como una reacción alérgica, puede causar hasta la muerte.

El Ejecutivo cántabro y Protección Civil de Santander informaron que es difícil que las medusas lleguen a Galicia, "porque éstas se desplazan por el viento y por la marea, que en el Cantábrico va de oeste a este; lo más probable es que se dirijan hacia Francia en todo caso". Desde la asociación ecologista Adega también creen que la carabela portuguesa "es difícil que alcance Galicia por los vientos del sur".

Medio Ambiente no quiere alarmar a la población e incide en que "los mares fríos, como los gallegos, tienen menos posibilidades". Sin embargo, el patrón mayor de la Cofradía de Vigo, José Antonio Tizón, ya ha notado las temperaturas extremas del agua de la Ría y apunta que "en invierno llega a los 9 grados y en verano a los 23, cuando lo normal son los 12 y los 17 respectivamente".

Tentáculos que pueden alcanzar los 30 metros

Lejos de ser un animal inofensivo, la carabela portuguesa, conocida científicamente como Physalia physalis, puede tener unos tentáculos de hasta 30 metros de largo, que son capaces de provocar picaduras dolorosas y graves. Este pólipo procede de la Corriente del Golfo, que discurre por todo el Océano Atlántico. La carabela portuguesa de las zonas tropicales tiene dimensiones todavía mayores. Se desplaza con el viento y la marea y pertenece a los sifonóforos, que recorren los océanos flotando con un saco lleno de aire que también hace de vela para moverse por los mares y que la hace inconfundible. Las Physalia physalis, al igual que el resto de medusas y pólipos, se dirigen hacia aguas cálidas y muy saladas.