"Frenar la urbanización dispersa que eleva el gasto público, agrava el impacto ambiental y aumentan la demanda de movilidad" y "no permitir crecimientos residenciales desvinculados de los núcleos de población ya existentes", pues ya hay más de treinta mil y son más que suficientes son dos de los retos que se fijan las Directrices de Ordenación del Territorio y que ayer fueron subrayados por la titular de Política Territorial, María José Caride.

Además los ayuntamientos, al planificar su parqué de viviendas, deberán hacer "un diagnóstico justificado que no podrá ser superior a doce años", teniendo en cuenta las viviendas vacías que ya hay y apostando por la rehabilitación de las casas más viejas.

Pero, ¿cuáles son los objetivos de las Directrices de Ordenación del Territorio desarrolladas a lo largo de más de doscientas páginas? El desarrollo económico equilibrado y sostenible de Galicia, la cohesión social y el uso racional y sostenible del territorio. El presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, lo explica ayer así: "Las directrices están pensadas sobre todo para aumentar la calidad de vida de todos los gallegos, de tal modo que todas las personas dispongan de un nivel adecuado de servicios y de oportunidades".

El litoral, aparte

La costa ha de ser "un ámbito de excelencia territorial" y por ello contará con un plan de ordenación específico, que preservará la costa limitando nuevos usos y desarrollos, creará sendas peatonales que enlacen faros paseos marítimos y espacios naturales dignos de ser admirados, y potenciará los puertos y los núcleos tradicionales costeros como focos de atracción turística. Además debe articular sistemas de transporte colectivo y alentar una alternativa "al modelo inmobiliario de segunda residencia".