Echan la vista atrás, a todo el revuelo diplomático que su caso generó incluso en el seno de la Unión Europea, pero no ven muchos cambios. Amadeo Álvarez parece resentido. "Es que lo que estaba pasando allí lo sabían de antes la ministra Espinosa y el anterior gobierno", se lamenta. Por eso, hay "un poco de miedo" cuando piensan en el regreso. Más al norte, más a sur de la zona donde sufrieron el rapto, pero volverán. La tripulación gallega del atunero duda de que cada Gobierno pueda asumir el problema de forma individual. Escépticos con el envío de tropas del Ejército, recuerdan que las aguas somalíes, el Índico en general, "es muy difícil de proteger".

Hay unos 500 o 600 barcos que faenan allí. Muchos de bandera española, y con marineros vascos y gallegos. "Somos de otra madera", sonríe Amadeo. "Hay que trabajar -sentencia-. Es como cuando un minero tiene que volver a la mina cuando se acaba de caer muerto su compañero". Las aguas de Somalia son "muy buenas" para la captura del atún. El problema son "los follones" que se arman. "Ocurrirá tantas veces...".

Le sigue dando vueltas el patrón del Playa de Bakio a las medidas de seguridad. "Ya hace tiempo que se había avisado", reitera. "Los del mar no valemos nada".