Algo más de cien mil euros cuesta a la sanidad pública gallega ofrecer a un enfermo un nuevo pulmón. La factura no parece excesiva cuando el responsable de la Oficina de Coordinación de Trasplantes del Hospital Juan Canalejo de A Coruña, Antón Fernández, explica que para una operación de este tipo se movilizan hasta cien personas: el equipo de trasplantes, el equipo de cirugía, los médicos y las enfermeras de ciudados intensivos, los neumólogos, el personal de transporte y un largo etcétera, incluido un nutricionista. Un ejemplo, sólo en el quirófano se dan cita durante unas seis horas: tres cirujanos, tres enfermeras, dos auxiliares de enfermería, dos anestesistas y dos celadores.

El dispositivo es amplio y exige mucha coordinación porque en estas intervenciones el tiempo es oro y juega en contra. Desde que se extrae un pulmón o un corazón, sólo se dispone de cinco horas para realizar con éxito el trasplante.

Fármacos contra el rechazo

El recibo no es sólo abultado por los recursos humanos que se ponen en acción: las pruebas que se realizan al paciente son múltiples y caras, e igual los medicamentos que se dispensan para evitar el rechazo del órgano trasplantado.

A un enfermo de pulmón se le repiten, como medida de control, tomografías axiales computarizadas (TAC), resonancias, pruebas de difusión, pruebas de función respiratoria, análisis de sangre, ... porque al paciente se le debe hacer seguimiento de su dolencia, pero también de su estado general de salud, pues los órganos a trasplantar no sobran y no se ofrecen a enfermos con otras patologías.

También es larga la estancia en el hospital, al menos un mes, y una parte importante el paciente la pasa en la unidad de cuidados intensivos, una permanencia que por las atenciones recibidas exige más gastos que en una cama de planta. Todo suma en la factura final, y en el postoperatorio, el enfermo es trasladado a una unidad especial de reanimación, especialmente aislada para evitar infecciones.

Antes de recibir el alta, el operado tiene que asistir a sesiones de fisioterapia, para recuperar el tono muscular del cuerpo, especialmente de la zona pulmonar.

En el Juan Canalejo, se realizan entre 180 y 200 trasplantes anuales.