La tranquilidad que a los familiares de los 8 marineros gallegos secuestrados les produjo oir sus voces desde el Índico asegurando que estaban bien, se tornó ayer en amarga espera. Pero no se repitieron las llamadas desde el Playa de Bakio, en manos de los piratas somalíes que lo asaltaron fuertemente armados el pasado domingo. El único que logró ayer hablar con su familia fue el jefe de máquinas, el guardés José Manuel Baz, que también se puso en contacto con representantes de la armadora en España para explicar la situación en una conversación que no ha trascendido.

La llamada a su mujer fue para tranquilizarla. "Me dijo que todos están bien; que no hay heridos y que están todos en el barco que ha sido fondeado", explicó ésta. El contacto directo con los marineros secuestrados se interrumpió al cuarto día.

El marinese Antonio Rodríguez -capitán del atunero-, y el baionés Amadeo Álvarez -patrón de pesca- habían hablado por la radio a los medios de comunicación a las pocas horas de conocerse el secuestro. Sus hijos y allegados les reconocieron y eso les tranquilizó.

Al día siguiente Amadeo Álvarez logró permiso de los piratas para llamar a su casa, y su mujer, Angelines lo notó nervioso. El miércoles casi todos los tripulantes llamaron a sus casas directamente. Ayer la compañía armadora, el Ministerio de Asuntos Exteriores y la Xunta quienes informaban a las familias de que todo seguía igual y todos estaban bien.