X. A. Taboada / Santiago

A falta de una semana para la entrada en vigor de las normas del hábitat gallego, el presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, se ha visto obligado a pedir a la Consellería de Vivenda, de quien depende el decreto, flexibilidad en su aplicación, tanto en las "condiciones" como en el "ritmo". La razón de esta decisión obedece a las protestas formuladas por sectores implicados en la construcción, como promotores inmobiliarios y colegios de arquitectos, pero también a la situación de desaceleración de la economía. El Gobierno gallego, por lo dicho por Touriño, no quiere hacer nada que pueda "perturbar" la actividad económica ni crear nuevos problemas innecesarios.

El decreto que regula las normas del hábitat entra en vigor el próximo día 17 y, entre otras novedades, eleva las superficies mínimas de los pisos (40 metros cuadrados), las dimensiones y altura de las habitaciones, pasillos y cocinas, y establece su orientación para aprovechar la luz solar y la obligatoriedad de contar con paneles solares. Ante esta regulación, los promotores gallegos censuran lo inoportuno de una medida que encarecerá, según ellos, en más de un 15% las nuevas viviendas, mientras que los colegios de arquitectos de A Coruña y Ourense expresaron también su rechazo por entender que limita su libertad creativa.

"La Consellería de Vivenda, así se lo trasladé, está en condiciones de considerar el ritmo y las condiciones de aplicación, en definitiva, de tener en cuenta la situación de la economía para no perturbar lo más mínimo la capacidad de reacción ante la situación económica", declaró Pérez Touriño al término del Consello, tras se preguntado por las quejas del sector de la construcción sobre las normas del hábitat gallego.

El presidente sostuvo que la Consellería de Vivenda -en manos de la nacionalista Teresa Táboas- actúa con responsabilidad y cree firmemente en el decreto con las normas de habitabilidad, pero precisó que, a su juicio, en el actual contexto conviene ser "prudente" y "evaluar los ritmos de aplicación" del decreto "para darle al sector la capacidad de adaptarse".

Sin querer entrar en muchos detalles, Touriño quiso dejar claro que no estaba adelantando que el decreto no iba a entrar en vigor, sino que la Consellería de Vivenda estaba trabajando con los "ritmos", porque siendo una norma destinada a mejorar la calidad de vida de los gallegos, "en un momento de dificultad económica tiene que ser útil y no paralizar nada".

Preguntado si podía ser más preciso, el presidente de la Xunta se remitió a la Consellería de Vivenda porque, dijo, es el departamento responsable de "articular las medidas" porque allí se recogen las "demandas" del sector y esa revisión tiene que servir "para no crear más problemas de lo estrictamente necesarios".

Apoyos

Mientras los arquitectos colegiados de las provincias de A Coruña y de Ourense expresaron su oposición a las normas de habitabilidad, el Colexio Oficial de Arquitectos de Galicia (COAG) felicitó ayer al Gobierno autonómico y a la Consellería de Vivenda por "aspirar a crear" viviendas de calidad en la comunidad.

En un comunicado, el COAG reconoció el "avance" en aspectos espaciales, urbanísticos, de accesibilidad y de sostenibilidad; aunque no descartó que "su adaptación a la realidad" pueda sugerir "matices y perfeccionamientos" en un futuro próximo.

Además, el colegio gallego de arquitectos consideró que el valor de los inmuebles "se debe corresponder" con el precio que se paga por ellos "no sólo en dinero, sino también en años de vida".