Conviene ir bien despierto por las carreteras que unen la capital del municipio de A Fonsagrada con sus parroquias y lugares, unas carreteras que tienen más curvas que Sofía Loren y Ava Gardner juntas y en las que da la sensación de conducir sobre una montaña rusa. No obstante, medio centenar de cafés por jornada es demasiado para Víctor Lombardía, el jefe de Protección Civil del municipio, al que reciben en cada una de las casas que visita con una oferta de café que a veces es muy complicado rechazar.

Víctor Lombardía ejerce estos días de rey mago haciendo kilómetros y horas extras para repartir mil cajitas llenas de tecnología y futuro -léase descodificadores de televisión digital terrestre- a lo largo y ancho de un área, 443 kilómetros cuadrados, que convierte al concello lucense en el segundo mayor de España. La tarea no es sencilla, ya que en el concello viven más de 4.800 habitantes repartidos en más de doscientos núcleos de población.

Y la entrega se realiza en mano a todos ellos, excepto en la propia A Fonsagrada, donde los vecinos acudirán por su propio pie a la Casa del Concello para hacerse con uno de los milagrosos aparatos que les permitirá "por fin disfrutar, no ya de la televisión digital, sino de la televisión", porque hasta ahora la orografía de la zona daba, como cuenta el dueño del bar Cantábrico, Luis Valledor, para "ver bien la Gallega y bastante la Primera y la Segunda".

Los más afortunados, orográficamente hablando, y eso puede significar simplemente dos manzanas más arriba de la misma calle, pudieron disfrutar del fútbol durante la temporada pasada gracias al milagro esporádico de sintonizar la Sexta. "Desde siempre no se ve bien la televisión. Cuando ponen fútbol, la gente anda de bar en bar para ver los partidos, porque en ese se ve, en el otro no", comenta Valledor mientras sirve unos pinchos de fabada cocinados por su abuela Rosalía, "de verdad, no como la del anuncio". "La gente anda despistada", comenta Valledor.

Lo ratifica José Becerra, un cliente de la parroquia de Lamas de Moreira que interrumpe la conversación para mostrar su escepticismo: "Hasta ahora allí sólo se ve bien la Gallega. Ahora llevaron un aparato de esos allí, así que a ver, a ver qué se ve. Y a ver cuándo me lo dan a mí, aunque yo soy pobre..." Becerra no sabía que los mil descodificadores que está repartiendo Víctor son gratuitos, cortesía de la Xunta de Galicia, en concreto de la Secretaría Xeral de Comunicación, que pretende convertir el municipio en una "isla digital". Al enterarse se alegra: "Es que hay sitios que tienen las comodidades todas y se aprovechan de todo y nosotros, nada".

Los fonsagradinos, mal que bien, saben que son una especie de experimento con la televisión digital terrestre y los sentimientos se dividen en general entre el miedo que les produce la posibilidad de quedarse sin los pocos canales que ven con el llamado "apagón analógico" que tendrá lugar el sábado y que los convertirá en los pioneros del Estado, donde está previsto para 2010, y la esperanza, no exenta de gallego escepticismo, de poder mirar la televisión sin interferencias, salvando algún que otro píxel deslocalizado y alguna que otra imagen congelada que parece que va a quedarse fijada en la pantalla para siempre.

Buen ejemplo de este escepticismo es José María Álvarez Fernández, el cabeza de familia de una de las cuatro casas de Llacín, en la parroquia de Carballido, en el extremo más septentrional de A Fonsagrada. José María es pionero entre los pioneros. Ante la anemia televisiva que sufría la aldea ya se hizo con un descodificador en cuanto pudo. "Nosotros lo tenemos desde el verano y se ve mejor la tele, pero a veces se corta la imagen o se queda sin voz. A veces pienso que funciona mejor sin TDT que con ella", explica.

En la casa de José María se concentraron anteayer todos los vecinos de la aldea para recibir la cajita de manos de Víctor y Amadora, su ayudante. Esta vez Víctor no pudo rechazar el ritual, el consabido café, aunque sí prescindió, como siempre, de las inevitables "gotas" de aguardiente "da casa" para enriquecerle el gusto, incompatibles con la necesaria movilidad que conlleva estos días su trabajo.

José Enríquez Freije, otro de los beneficiarios del invento en Llacín, habla en nombre de todos: "Estamos muy contentos. Ya iba siendo hora de que fuésemos los primeros en alguna cosa, porque siempre somos los últimos en todo, siempre estuvimos marginados, sobre todo en lo referente a las vías de comunicación". declara. No obstante, José no es de los más aficionados a la pequeña pantalla: "Si nos enviciamos con la tele por la noche, a ver quién nos levanta al día siguiente". Su esposa, Aurora, está de acuerdo: "En invierno aún la miramos, a mí me gusta "Diario de Patricia", pero en verano hay que trabajar".

Concha, la mujer de José María Álvarez, también lo suscribe, aunque reconoce que "la novela engancha bastante". En todo caso, las reinas de la casa son sus dos niñas, Iris y Maite, y también las dueñas del mando. "Y si no están ellas, la que manda es la mujer", bromea José María. Porque se da la casualidad de que en el lugar no son muy "futboleros".

Tampoco Otilio Alonso, otro de los receptores del descodificador, es aficionado al balompié. "A mí me gusta ver la televisión un ratito siempre, por la noche, pero lo que más me gusta es el parte", asegura. Y de entre las cadenas lo tiene claro (y fácil, porque es la que mejor se sintoniza): "Me gusta la Televisión de Galicia; la prefiero porque es la nuestra".

La siguiente parada de Víctor es Vilar de Carballido. Allí Amelia Enríquez recibió la TDT con entusiasmo y un "gracias" sonoro. "Aquí se ve poco y la gente de mi edad es lo único que tiene para entretenerse, porque para ir a la discoteca ya no estamos".

Los habitantes de San Pedro de Neira, uno de los lugares más problemáticos del municipio, son bastante forofos de la pequeña pantalla. Incluso tienen un repetidor propio, "que pagó la Diputación, pero nosotros pagamos al técnico, y cuando hay averías, como cuando hay tormenta, y la luz", comenta Higinio Méndez, quien también afirma que "no hay otra cosa y hay que verla". Su esposa Luz Álvarez le corrige: "A este lo que le gusta es la radio. La pone por la noche debajo de la almohada y a veces me dan ganas de tirársela".

Los descodificadores de TDT que está repartiendo el Concello no llegarán a tiempo a todos para el sábado. El propio Víctor lo reconoce. A lo sumo, consigue entregar medio centenar por día, y lleva unos 400. Además, en algunos lugares todavía no hay señal. "En esos casos, darles TDT es igual que darles un ladrillo", afirma.

Suso, el desfacedor de entuertos

Cada vez que Víctor Lombardía entrega un descodificador de televisión digital terrestre, lo más habitual es que se encuentre ante algún representante de una población envejecida, en su gran parte mayor de 50 años, a la que las nuevas tecnologías de la información y la comunicación le resultan ajenas y no exentas de misterio. Por eso, además de recomendar a los receptores de la cajita que esperen al fin de semana, porque vendrán los hijos de las capitales para instalar los aparatos, les suele ofrecer otra información: "Falta un cable que se llama euroconector. Lo podéis conseguir en A Fonsagrada". Una de las tiendas que les suena más a los paisanos es la de Suso Queipo.

Suso, que lleva casi treinta años en el oficio de instalar antenas, televisiones y electrodomésticos varios, ya entiende cuando entra alguien en la tienda y dice: "Dame iso que fai falla para o aparato que deu o concello", "dame iso que preciso para que non pare de verse a televisión" o "a televisión que me puxeches ten ese aparato?" Eso si no lo llaman por teléfono, porque su línea está comunicando continuamente.

"Es que la gente es mayor y se arma un lío", afirma su mujer, Rosario, "empezando porque tienen dos mandos". Pero el problema, añade, "no es sólo de la TDT. La misma gente nos llama porque su lavadora no centrifuga y en realidad es que le han dado al botón que no debían, algo que pasa también con el mando de la TDT". Por eso, "si no hay nadie en el pueblo que le eche una mano, te piden a ti que se la sintonices y te preguntan de qué va la cosa, si el sábado se quedarán sin ver nada".

"Algunos piensan que se van a quedar sin televisión y tienen miedo o que no les valdrá la que tienen, pero no va a ser así". Tanto Suso, como Rosario o Víctor están de acuerdo en que el apagón analógico del día 5 será "más que nada simbólico" porque la TDT todavía no cubre bien todo el municipio y existen dos repetidores analógicos, uno en Asturias, y otro que da cobertura a Lugo, que no se pueden desconectar. "Aquí el apagón ya lo tuvimos desde siempre", afirma Suso, "porque nunca funcionó la televisión bien del todo".

"Cuando vamos a instalar algún descodificador ya les decimos lo imprescindible, para que no se líen, pero a veces te llaman porque le han dado al botón de la radio y dicen que ya no hay imagen y te dicen que se estropeó todo", comenta Suso, quien tiene la "esperanza" de que "en lo que queda del año, la cobertura sea total". "Es una deuda que tenían con nosotros. Fue una promesa electoral desde que tengo uso de razón", concluye.

El "apagón analógico", día de fiesta

Muchos de los habitantes de los dispersos núcleos de población de A Fonsagrada ignoraban este lunes que el viernes comienzan las celebraciones del "apagón analógico" que será pionero en el Estado. Algunos ni lo notarán porque, como dice el teniente alcalde de la localidad, Óscar López, "en algunos pueblos, más que verse la tele, se adivina".

La celebración comienza con una verbena y con una orquesta, "Sintonía", de Vigo, que parece escogida ex profeso por lo que tiene su nombre de "sintonizar".

Al día siguiente, el titular de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, presidirá el apagón y la fiesta seguirá con las actuaciones de Rosa Cedrón y "Cómplices".

Para difundir las bondades de la TDT y animar al paisanaje a unirse a la causa, Forges, un fonsagradino de, ha confeccionado los carteles y folletos que el Ayuntamiento está repartiendo esta semana donde, bajo el lema "A Fonsagrada dixitalizada!", el humorista muestra a dos paisanos intercambiando información: "Pide o teu codificador, canto antes, pos mellor" y "...Que ademais é gratuito. Sen afrouxar dinerito!".

Las ventajas de la nueva transmisión

En los folletos ilustrados por Forges, los fonsagradinos pueden encontrar información básica de las ventajas que incorpora la televisión digital terrestre. Así se pueden enterar, no sólo de que van dos años por delante del resto del Estado, sino que podrán disfrutar "de la calidad de un dvd a través de la señal digital de la antena del televisor", que la nueva forma de transmisión de imagen "elimina ruidos, interferencias y la doble imagen, desapareciendo el efecto niebla y mejorando la calidad de imagen" o que contarán con una "atractiva oferta" de canales y contenidos, "más de veinte diferentes".

La TDT también incorpora una guía de programación para saber qué ver y cuenta con canales especializados en series, deportes, cine... "e incluso dicen que hay alguno de publicidad", como dice José Enríquez Freije. La emisión digital permite, además, la interacción y de tener audio o subtítulos en varios idiomas, aunque, como dice Rosario, "de eso es mejor no hablarle por ahora a la gente mayor, que se lía más".