Por primera vez los aspirantes a maestros y profesores en la educación pública gallega deberán realizar una prueba escrita y otra oral en gallego. Así lo recogen los borradores de las dos órdenes con que la Consellería de Educación quiere regular las oposiciones de este año, y que ofertan un total de 2.008 plazas. Estarán exentos los candidatos que opten a un puesto de profesor de Lengua y Literatura castellana o a una plaza de Idiomas Modernos.

El departamento que dirige Laura Sánchez Piñón obliga a escribir y hablar en gallego a sus futuros docentes, en cumplimiento de la reforma de la Ley de Función Pública, aprobada el pasado mes de julio, y que establece que al menos una de las pruebas de las oposiciones para acceder a la Administración autonómica se debe realizar exclusivamente en gallego. Hasta ahora, el opositor podía elegir entre el gallego y el castellano y su nivel de conocimiento del gallego se acreditaba con su formación previa o con un examen, donde si se le declaraba no apto ya no podía presentarse a la oposición. Esta prueba se mantiene, pero a mayores en el propio proceso selectivo debe emplear el gallego.

Educación, que desde este curso obliga a que al menos la mitad de las asignaturas se imparta en gallego, ha decidido que los candidatos a maestros y profesores en los colegios e institutos públicos deben hacer en gallego concretamente la presentación escrita de la programación didáctica. Deben presentar sesenta folios como máximo explicando cuál será su enfoque de la asignatura a lo largo del curso (objetivos, contenidos, criterios de evaluación y metodología, así como la atención que prestarían al alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo). Después deben exponer este proyecto "exclusivamente en lengua gallega" y durante un máximo de veinte minutos ante el tribunal.

Educación ha elegido para la prueba en gallego la parte más fácil de la oposición, valorada en 3 puntos, pues la programación la elige el propio candidato, la lleva escrita y la entrega al tribunal después de la exposición oral, que además se puede llevar preparada y aprendida de memoria.

El resto de la fase oposición (el tema a desarrollar por escrito, la exposición oral de una unidad didáctica, que se elige por sorteo en el momento del examen, y el ejercicio práctico de algunas especialidades), se podrá hacer en gallego o en castellano.

Exámenes pensados para dar estabilidad a los interinos

Estas oposiciones, que empezarán a celebrarse a partir del veinte de junio, están pensadas por segunda vez consecutiva para favorecer a los interinos y así los docentes en esta situación están eximidos de preparar, exponer y defender una unidad didáctica, es decir escenificar la enseñanza de una lección, o dicho de otro modo, cómo impartirían una clase. Pueden sustituir esta parte de la oposición por un informe de un máximo de diez folios que permita al tribunal valorar los conocimientos del candidato acerca de una unidad didáctica.

El resto de los candidatos a una plaza fija en la enseñanza pública, sin embargo, debe acudir a la prueba, elegir por sorteo una de las tres unidades didácticas ofrecidas para su elección, preparar su exposición durante una hora y luego defenderla oralmente durante un máximo de treinta minutos.

Un cinco en la oposición

La Consellería, con esta modalidad de oposición-concurso, quiere así reducir la temporalidad en la enseñanza pública, que ahora es de un nueve por ciento. Ofrece de este modo ventajas a los interinos, que además tienen una fase concurso, donde se reparte un máximo de 7 puntos de un total de 13 por experiencia docente previa. No obstante, para pasar a la fase de concurso, antes deben aprobar al menos con un cinco la fase de la oposición.