Bastaron cuarenta segundos de reloj ("atómico, para que no haya dudas", según el director xeral de Xuventude de la Xunta, Rubén Cela) para que las 1.500 plazas disponibles para la octava edición de Xuventude Galiza Net fueran cubiertas por los aspirantes nada más abrirse la convocatoria por internet. Y, puestos a batir récords, este año a los chicos y chicas de hasta treinta años que han tenido el privilegio de contar con un sitio, les ha bastado con media hora, según dice la organización, para hacerse con un hueco en el Pazo de Congresos de Santiago, que, desde ayer y hasta mañana, como desde hace ocho años, se convierte en el lugar donde reinan los hercios, los megabits y el cable, que llega a los 40.000 metros.

Con menos pingüinos delatando a los aficionados al sistema operativo Linux que otros años y más portátiles que nunca, ayer se inició una edición en la que los porcentajes de participación son similares a años anteriores. Así, según Rubén Cela, ocho de cada diez son gallegos y apenas un 10% son mujeres.

La mayoría de los participantes, además, no sólo repite, sino que ha estado en casi todas las ediciones. Como Javier Bernárdez, un compostelano de 23 años que se dedica a la informática. "He venido a todas. No he perdido ni una". O Mónica Vilanova, de Allariz, que tiene negocio propio y acude al encuentro, "por quinta vez", para "desconectar de lo que se hace cada día", lamentando, igual que otros compañeros, que el límite esté en los 30 y sólo tenga una oportunidad más. También acude, "desde siempre", Javier Méndez, que destaca la labor del centenar de personas de la organización, lamentando, eso sí, que "no haya más plazas". Bernárdez es incluso más preciso y les puntúa con "un 10".

Casi todos los entrevistados coinciden en que vienen al encuentro para "divertirse con los amigos" y "dormir más bien poco, a no ser que sea necesario" (y eso puede incluir salir de marcha por Santiago, como dice el coruñés Javier Méndez).

David Nóvoa, coruñés también, no iba a ser excepción, aunque es de los pocos que este año usa el sistema operativo Linux. "Venimos y hacemos lo que nos apetece", dice. Y debe de ser así, porque es su cuarta vez.