José Antonio Alonso admitió ayer en su comparecencia en el Congreso que la misión de las tropas españolas en Afganistán se desarrolla en un ambiente de "notable nivel de inseguridad" y que, debido a las bajas personales, es "de alto coste y la más dolorosa" de cuantas participa España en el mundo.

El despliegue de las tropas españolas en Afganistán se ha saldado con 81 soldados muertos: los 62 fallecidos al caer el avión Yakolev 42 en mayo de 2003 cuando regresaban a España, los 17 del helicóptero Cohugar durante un entrenamiento en agosto de 2005, y los soldados Hernández Seminario e Idoia Rodríguez, en julio de 2006 y febrero de este año, respectivamente.

Alonso comentó que los militares van a misiones con riesgos, pese a que el compromiso del Gobierno es con la reconstrucción y ayuda al pueblo afgano y que por tanto la presencia española en este país "no es bélica". "Existen riesgos y existirán, pero no dejaremos de mejorar las medidas de seguridad", dijo.