Anxo Martínez / O Salnés

Los contratiempos que durante los últimos cuatro meses padecieron centenares de conductores y vecinos de Meis, Ribadumia, Meaño y Sanxenxo tocaron a su fin esta madrugada. La totalidad de la vía rápida de O Salnés vuelve a estar abierta al tráfico. No obstante, la "normalidad" no es completa. Existen tramos con limitación de velocidad a un máximo de sesenta y de ochenta kilómetros por hora, debido a que todavía hay obras en marcha y tráfico de maquinaria pesada. Esto se debe al proyecto para convertir la vía rápida en autovía, con lo que los dos carriles se desdoblarán para convertirlos en cuatro.

"Hoy se restaura una situación que nunca se debió producir", aseguró la conselleira de Política Territorial, María Xosé Caride, que ayer visitó las obras en Meis, donde de nuevo defendió la decisión de cortar el tráfico para llevar a cabo los trabajos, una medida cuestionada por la oposición. Así, insistió en que fue necesario para "garantizar la seguridad" y se felicitó de que las obras se realizasen en un "tiempo récord", en parte gracias a la estabilidad meteorológica y a que las empresas trabajaron en turnos de veinte horas diarias

La Xunta clausuró esta carretera debido al avanzado estado de corrosión que presentaban los tubos de drenaje del agua, y las obras de sustitución se realizaron en dos fases. En diciembre se pronosticó que los trabajos durarían cinco meses, pero al final se realizaron en cuatro. La actuación ha supuesto una factura de once millones de euros para las arcas de la Administración gallega. Ocho se destinaron a la instalación de los nuevos tubos de hormigón armado -en dos casos se instalaron unos marcos, con mucha más capacidad de agua- y a los nuevos asfaltados. Los otros tres se gastaron en la mejora de las carreteras secundarias por las que durante estos cuatro meses se desvió el tráfico de la vía rápida.

Semana Santa

Caride apuntó que al final se ha cumplido con la promesa de la Xunta de tener la carretera abierta antes de Semana Santa e insistió en que este corte no se hubiese producido de no ser porque la Xunta, cuando gobernaba el PP, instaló los tubos de chapa galvanizada -que soportaron mal la corrosión- sin haber tomado la precaución de forrarlos de hormigón o de revisar, periódicamente, su estado.

Pese a que los trabajos de sustitución de los tubos han concluido, la polémica política que ha rodeado la reparación de esta vía sigue viva. En el pleno de hoy del Parlamento de Galicia está previsto que comparezca Caride para debatir sobre el cierre de esta vía con el PP. La oposición defenderá la necesidad de que Política Territorial compense a los sectores afectados.

Además, en la Cámara gallega se ha puesto ya en marcha la comisión de investigación, órgano que se constituyó con la intención de conocer si existe algún tipo de responsabilidad política detrás de las deficiencias detectadas en esta infraestructuras. Por ahora este órgano parlamentario ha mantenido sus reuniones iniciales y que debe ahora detallar su plan de trabajo.