X. A. T. / Santiago

El Consejo de Ministros dio ayer el visto bueno a la operación para enviar al fondo del mar un minisubmarino no tripulado para inspeccionar los restos del Prestige. El Gobierno admite, tras recabar la opinión de los científicos, que con los medios actuales es imposible determinar, desde la superficie del mar, el volumen de las fugas de fuel que sigue emanando del pecio y que tampoco se puede calcular cuál será la evolución futura de los vertidos. El operativo, que ha sido encargado a la compañía petrolífera Repsol, tendrá un coste estimado de unos 3 millones de euros.

Los objetivos que se ha marcado el Gobierno son los de comprobar "in situ" el volumen de las fugas de fuel que pudiera haber, estudiar el estado actual del casco -para ver el grado de corrosión y el sellado de las grietas realizado en 2004- y valorar la conveniencia de tomar acciones preventivas adicionales que pudieran ser necesarias aplicar al pecio .

La inspección se realizará entre los meses de junio y septiembre para aprovechar la mayor probabilidad de días con buen tiempo que hay en esa época del año. En el presupuesto inicial de los tres millones de euros se incluyen ya los posibles imprevistos derivados de temporales, según informó ayer la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega.

Además de esta actuación, un equipo científico-técnico elaborará un plan de investigación a medio y largo plazo pensado para mejorar los procedimientos de sellado y control de fugas ante cualquier otro vertido similar que pudiera producirse.

El 27 de octubre de 2004 la empresa Repsol dio por concluidos los trabajos de extracción de los restos de fuel que permanecían en el Prestige que, tras su hundimiento, se había partido en dos pecios, situados entre 3.500 y 3.800 metros de profundidad en el lecho marino. Asimismo, se realizaron estimaciones que cifran en unas 1.500 toneladas la cantidad de hidrocarburo que queda en los tanques del petrolero y que las grietas que en su día fueron imposibles de sellar vertían a razón de unos veinte litros por día.

Estos vertidos comenzaron a ser visibles en el mes de marzo del pasado año, en forma de irisaciones. Tras analizar las muestras tomadas, se confirmó que el fuel procedía del Prestige.

Tras los trabajados de Instituto Español de Oceanografía y recabadas las opiniones en otros centros de investigación especializados, el Gobierno concluyó que "con los medios actuales no es posible determinar en superficie el volumen de estas fugas y su posible evolución" y que por esta razón se ha aprobado la "inspección directa" del pecio utilizando un dispositivo no tripulado.

Cuando transcendió en noviembre pasado la existencia de manchas de fuel en el lugar del hundimiento del Prestige, desde Galicia se reclamó al Gobierno una nueva misión submarina para controlar el petrolero, pero el Ejecutivo central y se comprometió a realizar un seguimiento en superficie. En diciembre del pasado año, el Gobierno cambió de opinión y decidió encargar una nueva bajada al pecio en minisubmarino.