-La visualización de cambios se anuncia inmediata: controles más eficaces en las oposiciones, blindaje de las pruebas...

- Hemos dado pasos visibles, sí. Vamos a una cámara de seguridad para los exámenes, las instrucciones para el funcionamiento de los tribunales de oposiciones fueron elaboradas por un grupo de trabajo interdisciplinar, se ha hecho una propuesta de instrucción entregada ya a los sindicatos para estudio y alegaciones y la vamos a llevar a la mesa general de negociación. Quiero hacer hincapié algo fundamental: esto no va a consistir sólo en una norma publicada en el DOG, vamos a dejarlo unido a un grupo de seguimiento, de mejora, que permita recoger lo que se ha hecho mal para corregir errores. A veces pensamos que al publicar la norma concluye el trabajo, y no: hay que estar siempre atentos, hay que disponer de mecanismos transparentes y ágiles para mejorar. Avanzamos...

- Y, aún así, hay dudas...

- Le entiendo. y es cierto. Aquí debemos tener en cuenta a la opción, la percepción de la gente. Y debemos preocuparnos más no sólo de ser, sino también de parecer. Quizá tengamos también que mejorar nuestros sistemas de comunicación y ahí estamos igualmente trabajando a fondo.

- Existe aún, también, una cierta sensación de lejanía. ¿El centralismo de Madrid ha sido sustituido por el de Santiago?

- Eso es una verdad a medias. Una Administración joven, en muchos casos, repite el referente, el modelo estatal y a partir de ese referente va cambiando, construye sus propias estructuras y aparecen las diferencias. Estamos en ese proceso, y quiero dejar muy clara una cosa: la voluntad de servicio de los funcionarios gallegos es elevadísima, y eso es un gran activo para el país.