Al autor del proyecto de la Cidade da Cultura, Peter Eisenman, no le preocupan los cambios en el proyecto anunciados por el Gobierno gallego. Cree que está siendo "muy fácil" trabajar con la nueva Administración y que la "calidad" de su diseño no se verá afectada. Además, él mismo se va a encargar de las reformas.

- La Xunta anuncia cambios en el interior del Teatro de la Música y del Centro de Nuevas Tecnologías. ¿Cree que esos cambios son necesarios?

- Primero de nada, el arquitecto no decide lo que es necesario o no necesario. Si la nueva Xunta cree que las funciones que estaban previstas por la anterior Xunta no son adecuadas a su programa cultural, entonces los cambios son necesarios. Creo que todos estos cambios pueden ser hechos dentro del contexto de los edificios existentes porque tienen flexibilidad siempre que mantengan el espíritu de los exteriores, la forma que tienen, que mantengan la idea general.

- ¿Le notificaron los cambios?

- Sí. Estamos, de hecho, intentando ayudarles a repensar como usar los edificios de la manera más amplia posible, de modo que no estén sólo enfocados al turismo, sino que puedan ser usados por toda la comunidad de Galicia. Hablamos de espacios para la investigación, habitaciones para prácticas, aulas, estudios..., todo tipo de cosas que impliquen las actividades culturales y en donde la comunidad pueda participar.

- ¿Serán usted y su estudio quienes hagan los cambios?

- Sí, haremos los cambios nosotros.

- ¿Y supondrá mucho trabajo para usted reformular lo ya hecho?

- Una vez que el programa está fijado, es más fácil trabajar que sin haberlo hecho. Lo que estamos intentando hacer ahora es enseñarle al Gobierno diferentes posibilidades del programa, de modo que puedan escoger lo que ellos creen que es mejor para ir en estos edificios.

- En su última visita a Galicia, afirmó que este proyecto debía ser separado de la discusión política. ¿Cree que hay razones políticas detrás de estos cambios?

- Lo que puedo decir es que arquitectura y política van siempre juntas. Lo que quiere decir es que creo que trabajar con la nueva Xunta, con el Bloque y los socialistas, está siendo muy fácil de hacer, muy bueno. Entienden bien lo que es el proyecto y a dónde necesita llegar y la importancia del proyecto como un conjunto, así que estamos muy encantados con la manera en que estamos trabajando con el nuevo director de la Fundación, la nueva conselleira y el nuevo presidente. Para nosotros, está siendo como una transición, sin brechas.

- El anterior Gobierno le exigía cumplir la fecha límite de finalización. ¿Qué opina de que ahora se suspenda el proyecto durante 14 meses?

- Primero de nada, los cuatro primeros edificios en los que trabajamos van a ser terminados. Sólo se trata de dos edificios, pero creo que será rápido. Ellos me han dicho que intentarán proseguir lo más rápidamente posible, tan pronto como puedan. Llevará unos pocos meses conseguir un programa y otros pocos meses diseñar las nuevas condiciones y después tienen que decidir qué contratistas harán los proyectos. No estoy preocupado. No es algo para preocuparse. Es una situación bastante normal. No hay que olvidar que desde la época en que se hizo el concurso para el diseño, cambiamos muchas cosas en el interior de los edificios, manteniendo el exterior, y eso es natural, y olvide a los políticos, en cualquier cliente. Cambian sus ideas con el tiempo. No es nada. Por ejemplo, trabajamos en un proyecto para un estadio en Arizona, en los Estados Unidos, y cambiamos los diseños y el lugar seis veces. Los arquitectos están acostumbrados a eso.

- Pero en su caso personal, este proyecto que usted diseñó ha sido muy elogiado por arquitectos de todo el mundo. ¿Cree que estos cambios afectarán a su calidad?

- No, para nada. Creo que la Xunta reconoce la calidad del proyecto y quiere mantenerla. De lo único que se trata es de conciliar los nuevos interiores con la idea global del proyecto. Así que no lo creo. Creo que seguirá siendo un proyecto Eisenman y que seguirá teniendo la calidad con la que empezamos.