Trece vigueses, atrapados en México por la falta de vuelos tras el huracán

El colapso que se vive en los aeropuertos de México tras el paso del huracán Wilma ha convertido en una trampa el viaje que trece vigueses, todos ellos familiares, emprendieron el 18 de octubre para celebrar una boda en Cancún. Nueve de ellos continúan atrapados en un hotel a las afueras de Mérida, intentando desde hace una semana encontrar un vuelo para salir del país. Los otros cuatro, un matrimonio con un niño y una persona mayor, consiguieron despegar rumbo hacia Madrid a última hora de ayer.

"Le dijimos a la Embajada de España que había una persona mayor con la salud delicada, y que también estaba nuestro hijo. Nos consiguieron meter en un vuelo, pero de manera excepcional", relataba Sonia Barreras en una conversación telefónica minutos antes de embarcar de regreso a España.

Al grupo que permanece en el hotel, la Embajada Española le ha dado instrucciones de que no intente resolver su situación acudiendo al aeropuerto de Mérida. Le informaron de que es peligroso debido a las violentas protestas y motines de pasajeros que se están produciendo estos días a causa de la tensión acumulada por los ciudadanos que llevan tiempo en la terminal.

"Estamos completamente desesperados", asegura César Infante, uno de los vigueses que se encuentra todavía en México y que hace un llamamiento a las autoridades tanto de la Xunta como del Gobierno para que les busquen una salida.

De momento ignora cuándo podrán regresar a España y asegura que la Embajada descarta que sea posible encontrar plaza en un avión antes del 1 de noviembre. A la incertidumbre se une la indignación con la actitud de las empresas con las que contrataron el viaje. "Las compañías nos han dicho que nos busquemos la vida", asegura César, indignado ante la actitud de la compañía Aeroméxico y de Rumbo, una agencia de viajes que trabaja a través de Internet.

Esta familia voló a México el 18 de octubre para asistir a la boda de uno de sus familiares, que se iba a celebrar en Playa del Carmen en Cancún. Sorprendidos por el Wilma, vivieron tres días encerrados en dos casas de alquiler, sin luz, ni agua y con el suelo mojado por el agua que entraba por debajo de las puertas. "No teníamos ni idea de lo que estaba pasando, la única información nos llegaba desde Vigo, a través de los amigos con los que hablábamos", relata Sonia.

Asustados ante la falta de soluciones decidieron viajar por su cuenta a Mérida, localidad en la que se encuentra un aeropuerto internacional. Tras un viaje de ocho horas por carreteras secundarias consiguieron llegar a la ciudad y encontrar un hotel. Pese a la angustia y el miedo, la familia decidió que la boda debía celebrarse y encontraron el modo y el humor para que se oficiase la ceremonia en el propio hotel. "Podrán volver siendo marido y mujer", explica Sonia.