"No sabíamos cuándo iba a terminar"

Wilma convirtió los planes para celebrar una boda en el paraíso de Cancún en tres días encerrados en una casa sin luz y con el suelo anegado por el agua que se filtraba por debajo de las puertas.

"Estábamos muy nervioso sobre todo por la gente mayor y por el niño. No sabíamos cuándo iba a terminar", asegura César, quien recuerda la confusión que vivió el pasado fin de semana, con pronósticos contradictorios acerca de la evolución del huracán.

"Cuando nos enteramos compramos arroz, frijoles y pasta y nos pasamos tres días encerrados, con luz de velas y jugando a las cartas para matar el tiempo", recuerda.

Durante tres días intentaron contactar con el Consulado de España en Mérida y no fue posible. Decidieron entonces que la solución era viajar directamente al aeropuerto internacional.

Con las vías principales cortadas, una de las invitadas de la boda que conocía las carreteras de esa zona del país consiguió guiarles por la red de vías secundarias y llegar hasta un agencia de alquiler de coches. Allí contrataron dos vehículos que les llevaron hasta Mérida.

Tras hospedarse en un hotel a las afueras de la la ciudad lograron telefonear a la Embajada de España en México y allí les aconsejaron que aguardase en el hotel, donde todavía esperan por los billete de regreso.

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