CARA a CARA

¿Hay que reformar la Ley Electoral...?

Javier Sánchez de Dios / santiago

Anunciada la reforma

-aunque sin concretar demasiados detalles- de la Ley Electoral de Galicia, ¿creen ustedes que es necesaria?

- roberto castro.- Creo que deberíamos estar más preocupados por otros asuntos que afectan a Galicia. Me sorprende que salga ahora este conejo de la chistera del señor Méndez Romeu cuando el PSOE y el BNG, hablaron de la discriminación positiva para las provincias mal llamadas del interior, Ourense y Lugo, en la campaña electoral, y ahora se plantea todo lo contrario. Hasta el momento hay un razonable equilibrio entre la representación por territorio y por población, similar a la de otras Comunidades Autónomas no uniprovinciales: las hay del 67 por ciento y nosotros estamos en el 53. Por tanto, abrir ahora ese melón no sé si es para tenernos distraídos, ocupados con ella, porque realmente no se le ve la necesidad, salvo para incordiar y distraer de otros asuntos.

-manuel soto.- No sería mi prioridad en Galicia. Puedo coincidir con el fondo de la cuestión, para ser claro, en algunos aspectos, pero yo haría antes otras cosas. Evidentemente hay que beneficiar al interior porque está discriminado desde siempre en este país, pero habría que decir también cómo, y tengo dudas de que sea mediante una forma o reforma electoral. Me parece que tiene que ser con medidas más concretas: una profunda remodelación de la organización del territorio gallego, algo que dejó pendiente el PP. Me hubiera gustado más ver cómo se ordenan los territorios gallegos porque en función de ello podrían tener un poder que no tienen; después de eso, puedo aceptar cambios electorales, por ejemplo pasar del 3 por ciento al 5, que el PP por intereses de partido cambió.

carlos vázquez.- Yo creo que es una reforma necesaria. No sé si la que anuncian es la que se necesita, pero sí creo que es importante. Y hay que hacerla para mejorar la representación y equilibrarla, porque si es verdad que las provincias del interior deben tener una cierta discriminación positiva, en términos electorales la tienen excesiva. Y creo que reforzar las ciudades frente al interior no va a perjudicar a nadie. Ni al PP, que no tiene más alternativa que urbanizarse, avanzar en un camino que ya emprendió. Dicho eso, hay que hacer una reforma equilibrada y por pasos. Primero, el que se anunció, y a medio plazo reordenar el territorio, que no se ha hecho nunca. La reforma anterior no fue contra el PSdeG, sino contra la hipótesis, perjudicial para el PP, de un partido de centro galleguista.

-castro.- Hombre, yo creo que la reforma está pensada para perjudicar al Partido Popular, sí. Pero estoy un poco con Soto en el sentido de que cuando se aborda un tema de este calado hay que tener en cuenta diversas variables, desde el equilibrio poblacional hasta la dispersión, la renta media y a lo mejor también la representación de la población en el Parlamento. Si se valorase así, unas cosas pueden gustar más o menos, pero que de entrada digan que se trata de dejar al interior con menos representantes es sectario. El Estatuto de Autonomía dice que la Cámara gallega puede tener entre 60 y 90 diputados. Hubo una época en que había 71 y ahora estamos en 75, lo que quiere decir que sin tocar el Estatuto podemos aumentar en cinco el número de escaños. Ya hablaremos de eso. Pero es curioso y sospechoso que desde un partido que promete en campaña electoral beneficiar a las provincias del interior pasado el verano se diga todo lo contrario.

-soto.- No he dicho que esté contra la reforma, sino que no me parece oportuna sin antes tomar medidas que garanticen al interior un trato si es posible mejor, pero al menos que no le perjudique, y eso no se garantiza teniendo más diputados. Pero han lanzado un globo sonda al anunciar la reforma, eso da lugar a hipótesis y en ese marco cabe perfectamente la que acaba de exponer Castro. Se ha dicho que la cuestión de la reforma lo suscitó de algún modo Manuel Fraga en una intervención parlamentaria, pero yo creo que eso fue un error, porque a Fraga lo que de verdad le preocupaba era el debate interno en el PP cara a la sucesión y quería abrir otro, por fuera, para distraer la atención. Y está intentando establecer condiciones apriorísticas para una reforma del Estatuto que van a condicionar el debate, y a condicionarlo además por interés partidista y no de Galicia. Y yo discrepo con eso, absolutamente, porque va a ser perjudicial.

-vázquez.- Creo que una reforma a fondo de la Ley Electoral no se puede hacer sin a la vez reformar el Estatuto. Ahora pesan más los kilómetros cuadrados que las personas. A mí no me preocuparía que se hiciese ahora una parte de esa reforma de la Ley Electoral y otra parte se dejase para cuando se produjese la ordenación territorial del país. Y otra cosa que quiero decir es que me parece bien rebajar al tres por ciento el acceso al Parlamento. Creo que estamos ante un cambio más profundo que la simple alternancia. Quizá no una segunda transición, como dicen algunos de forma un poco altisonante, pero sí hay un cambio y es importante que otras fuerzas políticas, pensamientos y actividades que no tienen ahora cauces de expresión suficiente, participen para que no se anquilose el país. Y hay que tener en cuenta otro factor: creo que la época de las mayorías absolutas se acabó en Galicia, y por tanto sólo se podrá gobernar con pactos. No vendrán mal más fuerzas en el Parlamento.

-castro.- Manuel Fraga no plantea cerrarse en banda. Ésa no es una interpretación correcta. Lo que reclama es que se le explique de qué trata el debate de reforma del Estatuto, porque no parece razonable ir a un asunto de esta importancia sin que antes se deje claro lo que se pretende y adónde se quiere ir.

-SoTO- Bien, eso no parece irracional, efectivamente, pero lo que no se puede decir, en mi opinión, es eso de que "si no, no me siento". En todo caso, habrá que sentarse en una mesa para decir que no se está de acuerdo, para ver si se fijan las reglas de la discusión misma.

-vázquez- Vamos a ver: ahora se habla de hacer primero la reforma constitucional y luego reformar los Estatutos, pero es lo cierto que el PP renunció a hacerla, y no por Fraga. Fraga quería hacer la reforma del Senado y le dijeron que no. No estamos ante una reforma constitucional encubierta, sino compleja..

--Se ha interpretado la reforma como un intento de debilitar definitivamente al PP y beneficiar a la coalición gobernante...

-vázquez.- No conozco la intención final de quienes proponen la reforma de la Ley Electoral, pero digo que si es una intención partidista, de interés de partido o partidos, sería un tremendo error, como creo que fue la anterior reforma del gobierno del señor Fraga. Yo desearía que la intención fuese mejorar la participación y ampliar la presencia de la gente en el Parlamento, en una etapa política muy rica y muy necesaria de participación que se esta abriendo ahora mismo en Galicia. Si hacen eso, pues como se decía antes, que Dios se lo premie, y si no que se lo demande. Pero creo que, sinceramente, la reforma podría abrir posibilidades de participación que enriquecerían sin ninguna duda muy notablemente al país, a los partidos y a la democracia.

-soto.- Sería ingenuo por parte de cualquiera pretender que un partido o una coalición hiciese una Ley Electoral en contra de sus intereses. Pero dentro de eso, yo también quiero tener la esperanza de que realmente piensen en el país y que articulen lo que beneficie al país. Por eso me preocupó el hecho de que no abordasen criterios para la ordenación del territorio. Galicia puede ser provincia única, con una distribución administrativa comarcal nueva, por ejemplo; o si ese criterio no se considera válido, se podría ir a más provincias. Bien: lo que me preocupa es que no se adelanten criterios en esa línea de ordenación, sobre Diputaciones, etcétera, que son las que podrían aportar cosas positivas. Porque como siempre digo, primero Dios y después los santos...

-castro.- Insisto en que la reforma, aún sin matizar, es como ya he dicho una reforma planteada desde un interés partidista claro, incluso con discrepancias entre los miembros de la coalición, y ya se está oyendo a quienes en la Xunta quieren una provincia única, y otros que no. El señor alcalde de Lugo no quiere que le quiten diputados, etcétera. Algo no anda bien por ahí, es evidente. Si a nosotros nos plantean una reforma en profundidad en la línea que marca Soto, buscando elementos que potencien a las provincias del interior y vertebrando a Galicia, entonces la analizaríamos con atención. Pero esa reforma es una especie de globo sonda a ver por dónde salían las cosas. Planteada como un órdago, tiene pocos visos de salir adelante, o al menos de lograr un consenso que sería siempre deseable, yo diría que casi imprescindible.

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