Sesenta horas en un refugio incomunicados

La experiencia de tres amigos de Burela tampoco resultó menos cómoda. Dimas Baño Martínez, José Ramón Otero Ramos y Álex Pardeiro Casavella vivieron el "Wilma" en un refugio junto a su hotel, ubicado en la Riviera Maya, a 12 kilómetros de Playa del Carmen y a unos 150 de Cancún. Junto a otras 700 personas, permanecieron sesenta horas en un local del tamaño de una cancha de baloncesto. "Estábamos apretados, pero no nos faltó de nada. Comíamos cada seis horas y veíamos películas. El personal del hotel estaba muy preparado para estas situaciones", explica Dimas Baño. El huracán apenas truncó sus vacaciones. "Nos pilló al sexto día. Nos condujeron al refugio el jueves. Allí estuvimos con una almohada y una sábana", cuenta.

Pero lo peor fue la falta de información. Sentían que la situación era crítica, pero no recibían noticias. "No pasamos miedo, pero sí desconcierto. Nos anunciaron una tormenta tropical. Para ir al baño, pasábamos por una zona con ventanas y puertas y notábamos que la situación era crítica. Supimos que era el mayor huracán registrado Yucatán gracias a trabajadores de la MTV que permanecieron allí tras suspenderse una gala", narra.

Los destrozos que encontraron al salir les hicieron tomar conciencia de la magnitud de la catástrofe. "Ayudamos a achicar agua y a apartar escombros. Era horrible", recuerda. Los momentos más duros llegaron en la vuelta. Duró 51 horas. "En el aeropuerto había miles de personas y tardamos 12 horas en facturar", se lamentan.

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