Mil días sin marisco

D.F. / LUGO

"Claro que se echan en falta las bodas, pero ya estamos acostumbrados", admiten José, concejal de Negueira de Muñiz, y dos operarios que trabajan con él en la limpieza de la plaza municipal. Los tres revelan que "hay hombres solteros en el municipio, pero mujeres no queda una" e incluso bromean con la situación: "Muchas de ellas prefirieron a gente de fuera".

El idílico paisaje de este pequeño ayuntamiento, que precisamente invita a casarse, podría acoger en los próximos meses una boda que sería la primera del siglo y quebraría la racha de falta de enlaces. José revela que un vecino le ha pedido que oficie una boda civil. "Vive con una mujer desde hace muchos años y tienen cuatro hijos. Parece ser que quiere dar el paso, pero aún no se lo ha pedido", explica, antes de comentar que tranquiliza el que "haya un proyecto de matrimonio en el horizonte".

En Negueira también trabaja Olga, una vecina -casada- de la cercana Fonsagrada, que llegó hace nueve años y da su particular visión de la ausencia de matrimonios: "Hay muy pocas mujeres solteras y jóvenes poquísimas, lo que dificulta que se celebren bodas". Recuerda que una de sus compañeras de trabajo en el consistorio "se casó aquí, pero de eso hace muchos años".

Tras apuntar la obviedad de que el registro civil "cuenta con muy poco movimiento", Olga señala que "las bodas se toman como un acontecimiento, al igual que los nacimientos". De hecho, en sus nueve años de permanencia en Negueira sólo se acuerda de tres uniones. Ahora, se busca quien tome el relevo a José y Ángeles, últimos en casarse.

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