Los chubascos registrados en las zonas de interior de Galicia y el descenso de las temperaturas han logrado frenar la oleada de incendios que durante el fin de semana sufrió la comunidad autónoma. Después de contabilizarse un centenar de fuegos entre el sábado y el domingo, la jornada de ayer fue más tranquila, ya que sólo se produjeron una veintena de incendios en los montes gallegos y de menor virulencia que los de días pasados. A última hora de ayer sólo quedaban diez focos activos, aunque ya controlados por los servicios de extinción.

Uno de los fuegos de mayores dimensiones fue el que afectó a la parroquia de Xestoso, en Monfero (A Coruña). Éste era el único que continuaba vivo a última hora de ayer, ya que los otros tres que se registraron en la provincia fueron extinguidos a lo largo del día -en Ortigueira, Mazaricos y Ribeira-.

Ourense sigue siendo la provincia más castigada por las llamas, ya que ayer concentró catorce de los veinticinco fuegos registrados en los montes gallegos a lo largo del día. El más importante se localizó en Monterrei, pero quedó controlado por la tarde. También sufrieron los efectos del fuego los municipios de Cea, Vilariño de Conso, Pereiro de Aguiar, Laza, Carballeda de Valdeorras, Manzaneda, Xunqueira de Ambía, Castro Caldelas y la parroquia de Velle en Ourense. A última hora se iniciaron nuevos incendios en Baños de Molgas, Verea y Rairíz de Veiga.

En Pontevedra sólo quedaba un fuego activo al caer la noche, en la parroquia de San Miguel, en Valga. Los municipios de Arbo y Agolada también sufrieron incendios pero quedaron extinguidos al finalizar del día.

Otros cuatro fuegos se localizaron en Lugo, en los municipios de Sarria, Navia, Fonsagrada y Friol. Los servicios de extinición lograron apagar todos estos focos a media tarde.