Con el accidente ocurrido ayer son ya cinco los siniestros registrados en el último año en Galicia por avionetas del servicio de extinción de incendios. La muerte de Antonio Díaz se suma además a la de otros dos pilotos que también fallecieron mientras trabajaban para apagar fuegos forestales en la provincia de Ourense.

La primera víctima fue Diego Scodeller, vecino de Madrid, que murió calcinado en julio de 2004 al estrellarse su avioneta cuando apagaba un fuego en Magros, a tres kilómetros de Beariz. Se trataba de una avioneta Dromader, la misma marca que la que pilotaba Antonio Díaz, y tenía base en Beariz.

Sólo diez días después un helicóptero de la Consellería de Medio Ambiente se estrelló contra el suelo cuando trataba de aterrizar. Sus seis ocupantes salvaron la vida.

Al mes siguiente otra avioneta, tripulada por José Maroto, tuvo un fallo en el sistema de frenos y se vio obligada a aterrizar sobre una balsa de agua. Este mismo piloto perdería la vida el pasado mes de junio cerca de Beariz al estrellarse su aparato a 300 metros de la base.

La avioneta de Maroto era de idéntico modelo que el aparato que manejaba Diego Scodeller y también de la que pilotaba el lucense fallecido ayer en Monterrei, Antonio Díaz.