El calor y la sequía han disparado el número de incendios en la comunidad autónoma. Durante la jornada de ayer se contabilizaron más de medio centenar de fuegos forestales, de los cuales unos veinte permanecían activos a última hora de la tarde. En Galicia se mantiene la alerta ante un fin de semana en el que se ha registrado la peor oleada de incendios en lo que va de verano.

La provincia más afectada sigue siendo Ourense, donde los servicios de extinción aún no habían conseguido apagar ocho de los 21 fuegos que se produjeron a lo largo del día. Uno de los más importantes fue el de la localidad de Medeiros, en Monterrei, donde falleció un piloto al estrellarse la avioneta con la que trabajaba para sofocar las llamas. A las 21:00 horas este incendio continuaba activo pero controlado.

Otro de los focos que continuaba abierto ayer a última hora de la tarde era el de San Xoan de Río, también en Ourense, al igual que el de la localidad de Baltar y A Veiga. En cualquier caso, en estos municipios los efectivos de lucha contra incendios habían logrado ya frenar el avance de las llamas.

Y mientras los servicios de extinción controlaban estos fuegos, surgieron otros nuevos al caer la tarde en la provincia de Ourense. Así, en Allariz se localizaron dos nuevos focos, otro más en Manzaneda y el último en Carballeda de Valdeorras.

La situación también se complicó por la tarde en la provincia de Pontevedra, que sufrió los efectos de nueve incendios. Los de Marín, Valga y Ponteareas fueron extinguidos rápidamente, pero continuaban activos al llegar la noche los registrados en Agoladoa, Meis y dos focos localizados en el municipio de Barro.

A última hora se desató otro incendio importante en Ames (A Coruña). Este fuego se sumó a otros 13 contabilizados en esta provincia a lo largo del día, de los cuales estaban activos por la noche seis. En Lugo sólo dos aún no estaban extinguidos por la noche.