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Hilda Gómez
Ver galería >Aquellas noches de sudor y corazones desbocados reventamos Castrelos y Balaídos. Salvaje o sobria, la música lo era todo y Vigo el mejor campo de batalla
Puso al personal patas arriba. Cerca de 20.000 personas asistieron al concierto de Madonna en Balaídos dentro de su gira “The Blond Ambition World Tour” en 1990. Considerado como el mejor espectáculo de la cantante, arrastra aún la agitación que suscitaron sus continuas alusiones sexuales y religiosas. La 'ambición rubia' se metió al público en el bolsillo en su tercera canción, “Causing a commotion”, al aparecer con la camiseta número 5 del Celta.
Galicia se partió por la mitad aquella noche. ¿Madonna en Vigo y Prince en A Coruña? Sí, Galicia más caníbal que nunca. Pese al despliegue vigués -traerla costó 130 millones de pesetas-, no colgamos el cartel de completo. Un escenario de 50 toneladas, 36 camiones y sinfín de técnicos formaban el ejército de la artista. Entre bambalinas había incluso un restaurante para alimentar a todo su plantel. En imagen, los teloneros del concierto, Siniestro Total.
Un año más tarde llegaron al pabellón de As Travesas Los Ramones. En apenas una hora y 11 minutos la banda neoyorquina despachó 35 temas, la mayoría latigazos punkrock de dos minutos. Como sardinas en lata, cuatro mil espectadores presenciaron un sonido tan brutal por su volumen como lamentable por su calidad.
En el verano de 1992 se celebró el Festival Afroamérica. Nuestra ciudad contó, entre otros, con la presencia de Tracy Chapman. Fue la guinda de la noche: una dulce voz para las palabras más duras.
Esa misma noche el público disfrutó con el repertorio de la incombustible Celia Cruz. Su actuación estuvo cargada de temas de su repertorio más popular y 'bailongo'.
Pocos conciertos han sido tan memorables para los vigueses como el de Dire Straits en el estadio de Balaídos. Fue el 20 de agosto de 1992, amor a primera vista. Un sonido colosal y las eternas canciones de Mark Knopfler y su banda nos trasladaron a otra dimensión. Con su primera canción consiguieron parar la lluvia que caía sobre la ciudad. Incluso los que no asistieron lo recuerdan por el enorme colapso de tráfico que vivió aquel día Vigo.
Aquellas noches de Castrelos... No cabía nadie más en el parque vigués aquel 19 de septiembre de 1993, cuando Mike Oldfield salió al escenario. A las once de la noche en el aire flotaban las primeras notas de Tubular Bells II.
Iggy Pop cerró el 5 de mayo de 1994 su gira española. Y Vigo fue el escenario elegido para despedirse. Durante una hora y media el grupo dio un recital del rock and roll en estado puro. El legendario músico de Michigan intercalo viejas canciones de los Stooges, temas de su época en solitario, versiones de otros músicos y piezas de su último trabajo “American Caesar”. Su voz ronca y la impresionante técnica de la banda dejaron una huella memorable
El sonido limpio, claro y transparente de Supertramp envolvió a toda la playa de Samil aquel verano del 97. Un concierto sobrio y elegante que traspasó a un público muy variado.
Con motivo de 75 aniversario del Celta, el estadio de Balaídos se transformó en una megasala de conciertos. Doce mil celtistas interpretaron el himno celeste al son de Milladoiro, A Roda y Astarot. El broche de oro a aquella emocionante noche fue la actuación del guitarrista Carlos Santana.
El guitarrista estadounidense de jazz Pat Metheny sacó lustre a su álbum “Imaginary Day” en 1998. Aquella noche, los espectadores vigueses, fascinados, escucharon sonidos inauditos brotar de su guitarra. Metheny llegó acompañado de una banda de prestigiosos instrumentistas.
Y entonces llegaron ellos. El 18 de julio de 1998 -este año se cumplen 20 años de aquella noche bestial-, el estadio de Balaídos se llenó para reverenciar a los Rolling Stones. Cerca de 40.000 fans vibraron con los reyes del rock en uno de los conciertos más recordados de nuestra ciudad. Era el espectáculo con mayúsculas, no solo por la música sino por el montaje audiovisual, el mayor visto hasta el momento. Balaídos se incendió. Dos horas de impecable sonido con despliegue de luces, estatuas gigantes, fuegos artificiales, pantallas de vídeo y relámpagos dejaron al público alucinado.
El legendario grupo británico Deep Purple, pionero del hard rock, desató el entusiasmo de las miles de personas que llenaron As Travesas. El quinteto musical consiguió que el auditorio se enredase en sus ritmos, atrapado hasta el final. El bajista Roger Glover, el cantante Ian Guillan y el batería Ian Paice, en imagen.
Sin artificio. Ni grandes pantallas de vídeo ni fuegos artificiales; fue pura emoción. El grupo norteamericano REM entusiasmó a doce mil espectadores la noche del 20 de junio de 1999. El trío de Georgia sedujo al público con canciones vibrantes como “Losing my religion”, “Man on the moon” y baladas como “At my most beatiful”. En imagen, el cantante Michael Stipe durante el concierto.
Una detonación de adrenalina reventó en las arterias de más de diez mil personas cuando, pasadas las diez y media de la noche, Metallica irrumpió en el escenario de Castrelos para interpretar el más sobrecogedor concierto que jamás haya pasado por el recinto. James Hetfield en el escenario.
El grupo alemán Scorpions actuó en el pabellón de As Travesas en marzo de 2002 en su único concierto de España. Además de presentar su nuevo trabajo “Acoustica” rindió homenaje a la nostalgia con algunos de sus temas míticos. La versión actualizada de “Rock You Like a hurricane” fue una de las más coreadas por el público.
El grupo británico Simple Minds se entregó en mayo de 2002 en el pabellón de As Travesas ante unos cuatro mil espectadores. La banda fue recibida a ritmo de palmas. Inició su actuación con el tema “New gold dream” y celebró su veinticinco aniversario con un repaso a su discografía desde sus primeras canciones hasta “Cry”, su último trabajo.
El 27 de junio de 2002 más de 25.000 personas convirtieron el auditorio de Castrelos en una vibrante pista de baile. El grupo británico Jamiroquai, con Jason Kay al frente, contagió de su ritmo a un público entregado hasta el final. Los reyes blancos del funk presentaron su último trabajo “A funk odyssey” en un memorable concierto. En la imagen, Jason Kay, en un momento de su actuación.
Grandes. Tanto como para hacer vibrar a tres generaciones bajo el pabellón de As Travesas. En julio de 2000, el quinteto británico liderado por Rick Parfitt y Francis Rossi, ofreció una velada memorable con el mejor rock de Status Quo.
Cerca de 30.000 personas abarrotaron Castrelos para recibir a los hermanos Gallager. Oasis brilló a golpe de su último disco, “Heathen Chemistry”. Fue increíble.
Steve Hewitt a la batería, Stefan Olsdal al bajo, guitarra y teclados y Brian Molko con voz y guitarra. Más de 4.000 personas disfrutaron en el pabellón de As Travesas del Efecto Placebo en una actuación triunfal.
El león de Belfast llegó a Vigo para presentar su último álbum “What´s wrong with this picture?”. Van Morrison, con su inseparable traje marrón y sombrero negro, repasó sus temas más clásicos, como su legendario “Gloria”, con el que cerró una sensacional noche de blues en el pabellón de As Travesas. En imagen, Van Morrison, con su saxo.
El compositor británico Elvis Costello culminó en As Travesas en junio de 2005 su gira española de presentación de su último trabajo, “The Delivery Man”. Acompañado por The Imposters, incluyó algunos de los clásicos con los que se encumbró a finales de los 70 y en los años 80.
Franz Ferdinand movilizó a más de 20.000 seguidores en julio de 2006. La banda británica entusiasmó con su rock en un intenso espectáculo que dejó al público sin aliento en el concierto estrella de ese verano. La banda de Glasgow convirtió Castrelos en una frenética pista de baile. Sus ritmos con reminiscencias del rock de los 70 agitaron a los asistentes que sólo tuvieron un problema para desatar toda su pasión: no había más espacio en el auditorio.
Teatro, parodia, luces y música de baile. Castrelos se transforma para el espectáculo de Pet Shop Boys. Música tecno-pop bajo espectaculares efectos visuales y teatrales fueron las claves del concierto. Neil Tennant y Chris Lowe deleitaron a sus incondicionales con un directo espectacular sobre un escenario cambiante bajo la batuta de “Fundamental”.
El cuarteto británico Arctic Monkeys desató la locura con su música en Castrelos. Una multitud de seguidores, muchos de ellos llegados de fuera de Galicia, corearon las letras del grupo de Sheffield, una de las grandes revelaciones del panorama musical. Su catering en los camerinos fue de lo más sano: mucha verdura, ensalada, empanada, pescado y marisco de la ría.
"Es un honor estar esta noche aquí. Creo que tenemos que volver más a menudo”, proclamó Lenny Kravitz en mayo de 2009 ante más de 9.000 fans en el primer concierto del “Love Revolution Tour”. Abría su gira por Europa desde el Ifevi. ¿Los accesos? Tan desbordados como el entusiasmo de los espectadores.
Un mes más tarde llegaba Bob Dylan con su banda. Todos de negro. Presentaron su último trabajo “Modern times” con un repaso a los grandes clásicos y ante más de 7.000 seguidores que se dieron cita en el recinto ferial de Cotogrande. Arrancó puntualísimo, a las 21.30 de la noche, cuando todavía cientos de fans hacían cola para entrar. Sobrio y estático en el escenario, fiel a su estilo, el cantante norteamericano cerró con bises dos horas de concierto.
El grupo británico Keane, en julio de 2009, inauguró los conciertos de verano. Más de 15.000 entusiastas abarrotaron el auditorio de Castrelos donde disfrutaron de un directo cargado de energía. Tom Chaplin, cantante, se dejó la piel sobre el escenario hasta el último tema.
La voz de Cohen todavía flota entre los árboles de Castrelos. En 2009 el cantante canadiense reunió en el parque vigués a más de veinte mil entusiastas seguidores. 74 años a la espalda y vestido con su ya tradicional traje negro, al igual que sus músicos, repasó las canciones más legendarias de su extensa carrera musical. Su voz grave encandiló durante tres horas a un auditorio entregado.
Public Enemy llegó al auditorio de Castrelos enfudado con las camisetas de la selección. Durante su actuación Chuck D. y DJ Lord ofrecieron algunas de sus canciones más míticas. El público no paró ni un minuto de botar coreando los estribillos de los temas. Era el verano de 2010.
La legendario banda del rock Motörhead hizo bailar a miles de seguidores en agosto de 2010. Lemmy Kilmister reventó los cimientos de As Travesas con un chorro de decibelios e incendiando los ánimos de los seguidores en varios momentos de su concierto.
Con un espectáculo colorista, divertido, ingenioso y completamente refrescante, Mika puso el broche de oro al verano de 2010. El cantante salió al escenario con una bandera española y simuló torear. El más puro y divertido pop de autor, y de buena calidad, retumbó en el auditorio de Castrelos.
Al borde del delirio. En agosto de 2011 el auditorio Mar de Vigo sucumbió al irresistible James Blunt. El músico se metió al público en el bolsillo al presentarse en sala paseando por el patio de butacas. Con el personal en pie en una sala llena hasta la bandera el tema más coreado fue su éxito “You´re beatiful”.
El rock magistral de Wilco encandiló al Auditorio Mar de Vigo en noviembre de 2011. La banda de Chicago dio una lección de rock magistral, derrochando un enorme talento y destreza sobre el escenario. El concierto más esperado del año en la ciudad brindó momentos de auténtico lujo con un sonido perfecto. Su carismático líder, Jeff Tweedy, dio toda una exhibición y el sexteto lució como un engranaje perfectamente engrasado.
El astro del jazz Jamie Cullum escogió Vigo. En su único concierto en España hizo vibrar en agosto de 2014 a un público entregado que llenó el auditorio de Castrelos. El genio británico dio un recital memorable con su peculiar forma de entender el jazz. Se subió descalzo a su piano, se atrevió con la percusión... Enamoró.
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