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R. V.
Ver galería >Nunca creyó que fuera fácil pero en el momento de hacerse con un barco que nadie quería a Sergio Carabaña le importaba bien poco. El desmedido entusiasmo de este madrileño afincado en Baiona sorprendía a la Autoridad Portuaria de Vigo que cuando en septiembre de 2019 viéndolo por fin zarpar del muelle de A Laxe se frotaba las manos por deshacerse de un estorbo de embarcación. Después de diez años amarrado y dos fallidas subastas por parte del Plan Nacional de Drogas, apareció alguien que pagaba 2.800 euros y por encima con el reto de recuperar el destartalado casco para repetir el itinerario de la vuelta al mundo de Magallanes y Elcano. De la ambición del objetivo de Sergio dice mucho que le cambiase el nombre original que tenía cuando fue apresado con 250 de cocaína, 'Dolphin Dance', por el de 'Gonzalo de Vigo', el mismo de la escultura situada al lado del atraque donde yacía moribundo el velero y que rinde hombre a uno de los tripulantes de la histórica circunnavegación.
Nunca creyó que fuera fácil pero en el momento de hacerse con un barco que nadie quería a Sergio Carabaña le importaba bien poco. El desmedido entusiasmo de este madrileño afincado en Baiona sorprendía a la Autoridad Portuaria de Vigo que cuando en septiembre de 2019 viéndolo por fin zarpar del muelle de A Laxe se frotaba las manos por deshacerse de un estorbo de embarcación. Después de diez años amarrado y dos fallidas subastas por parte del Plan Nacional de Drogas, apareció alguien que pagaba 2.800 euros y por encima con el reto de recuperar el destartalado casco para repetir el itinerario de la vuelta al mundo de Magallanes y Elcano. De la ambición del objetivo de Sergio dice mucho que le cambiase el nombre original que tenía cuando fue apresado con 250 de cocaína, 'Dolphin Dance', por el de 'Gonzalo de Vigo', el mismo de la escultura situada al lado del atraque donde yacía moribundo el velero y que rinde hombre a uno de los tripulantes de la histórica circunnavegación.
Nunca creyó que fuera fácil pero en el momento de hacerse con un barco que nadie quería a Sergio Carabaña le importaba bien poco. El desmedido entusiasmo de este madrileño afincado en Baiona sorprendía a la Autoridad Portuaria de Vigo que cuando en septiembre de 2019 viéndolo por fin zarpar del muelle de A Laxe se frotaba las manos por deshacerse de un estorbo de embarcación. Después de diez años amarrado y dos fallidas subastas por parte del Plan Nacional de Drogas, apareció alguien que pagaba 2.800 euros y por encima con el reto de recuperar el destartalado casco para repetir el itinerario de la vuelta al mundo de Magallanes y Elcano. De la ambición del objetivo de Sergio dice mucho que le cambiase el nombre original que tenía cuando fue apresado con 250 de cocaína, 'Dolphin Dance', por el de 'Gonzalo de Vigo', el mismo de la escultura situada al lado del atraque donde yacía moribundo el velero y que rinde hombre a uno de los tripulantes de la histórica circunnavegación.
Nunca creyó que fuera fácil pero en el momento de hacerse con un barco que nadie quería a Sergio Carabaña le importaba bien poco. El desmedido entusiasmo de este madrileño afincado en Baiona sorprendía a la Autoridad Portuaria de Vigo que cuando en septiembre de 2019 viéndolo por fin zarpar del muelle de A Laxe se frotaba las manos por deshacerse de un estorbo de embarcación. Después de diez años amarrado y dos fallidas subastas por parte del Plan Nacional de Drogas, apareció alguien que pagaba 2.800 euros y por encima con el reto de recuperar el destartalado casco para repetir el itinerario de la vuelta al mundo de Magallanes y Elcano. De la ambición del objetivo de Sergio dice mucho que le cambiase el nombre original que tenía cuando fue apresado con 250 de cocaína, 'Dolphin Dance', por el de 'Gonzalo de Vigo', el mismo de la escultura situada al lado del atraque donde yacía moribundo el velero y que rinde hombre a uno de los tripulantes de la histórica circunnavegación.
Nunca creyó que fuera fácil pero en el momento de hacerse con un barco que nadie quería a Sergio Carabaña le importaba bien poco. El desmedido entusiasmo de este madrileño afincado en Baiona sorprendía a la Autoridad Portuaria de Vigo que cuando en septiembre de 2019 viéndolo por fin zarpar del muelle de A Laxe se frotaba las manos por deshacerse de un estorbo de embarcación. Después de diez años amarrado y dos fallidas subastas por parte del Plan Nacional de Drogas, apareció alguien que pagaba 2.800 euros y por encima con el reto de recuperar el destartalado casco para repetir el itinerario de la vuelta al mundo de Magallanes y Elcano. De la ambición del objetivo de Sergio dice mucho que le cambiase el nombre original que tenía cuando fue apresado con 250 de cocaína, 'Dolphin Dance', por el de 'Gonzalo de Vigo', el mismo de la escultura situada al lado del atraque donde yacía moribundo el velero y que rinde hombre a uno de los tripulantes de la histórica circunnavegación.
Nunca creyó que fuera fácil pero en el momento de hacerse con un barco que nadie quería a Sergio Carabaña le importaba bien poco. El desmedido entusiasmo de este madrileño afincado en Baiona sorprendía a la Autoridad Portuaria de Vigo que cuando en septiembre de 2019 viéndolo por fin zarpar del muelle de A Laxe se frotaba las manos por deshacerse de un estorbo de embarcación. Después de diez años amarrado y dos fallidas subastas por parte del Plan Nacional de Drogas, apareció alguien que pagaba 2.800 euros y por encima con el reto de recuperar el destartalado casco para repetir el itinerario de la vuelta al mundo de Magallanes y Elcano. De la ambición del objetivo de Sergio dice mucho que le cambiase el nombre original que tenía cuando fue apresado con 250 de cocaína, 'Dolphin Dance', por el de 'Gonzalo de Vigo', el mismo de la escultura situada al lado del atraque donde yacía moribundo el velero y que rinde hombre a uno de los tripulantes de la histórica circunnavegación.
Nunca creyó que fuera fácil pero en el momento de hacerse con un barco que nadie quería a Sergio Carabaña le importaba bien poco. El desmedido entusiasmo de este madrileño afincado en Baiona sorprendía a la Autoridad Portuaria de Vigo que cuando en septiembre de 2019 viéndolo por fin zarpar del muelle de A Laxe se frotaba las manos por deshacerse de un estorbo de embarcación. Después de diez años amarrado y dos fallidas subastas por parte del Plan Nacional de Drogas, apareció alguien que pagaba 2.800 euros y por encima con el reto de recuperar el destartalado casco para repetir el itinerario de la vuelta al mundo de Magallanes y Elcano. De la ambición del objetivo de Sergio dice mucho que le cambiase el nombre original que tenía cuando fue apresado con 250 de cocaína, 'Dolphin Dance', por el de 'Gonzalo de Vigo', el mismo de la escultura situada al lado del atraque donde yacía moribundo el velero y que rinde hombre a uno de los tripulantes de la histórica circunnavegación.
Nunca creyó que fuera fácil pero en el momento de hacerse con un barco que nadie quería a Sergio Carabaña le importaba bien poco. El desmedido entusiasmo de este madrileño afincado en Baiona sorprendía a la Autoridad Portuaria de Vigo que cuando en septiembre de 2019 viéndolo por fin zarpar del muelle de A Laxe se frotaba las manos por deshacerse de un estorbo de embarcación. Después de diez años amarrado y dos fallidas subastas por parte del Plan Nacional de Drogas, apareció alguien que pagaba 2.800 euros y por encima con el reto de recuperar el destartalado casco para repetir el itinerario de la vuelta al mundo de Magallanes y Elcano. De la ambición del objetivo de Sergio dice mucho que le cambiase el nombre original que tenía cuando fue apresado con 250 de cocaína, 'Dolphin Dance', por el de 'Gonzalo de Vigo', el mismo de la escultura situada al lado del atraque donde yacía moribundo el velero y que rinde hombre a uno de los tripulantes de la histórica circunnavegación.
Nunca creyó que fuera fácil pero en el momento de hacerse con un barco que nadie quería a Sergio Carabaña le importaba bien poco. El desmedido entusiasmo de este madrileño afincado en Baiona sorprendía a la Autoridad Portuaria de Vigo que cuando en septiembre de 2019 viéndolo por fin zarpar del muelle de A Laxe se frotaba las manos por deshacerse de un estorbo de embarcación. Después de diez años amarrado y dos fallidas subastas por parte del Plan Nacional de Drogas, apareció alguien que pagaba 2.800 euros y por encima con el reto de recuperar el destartalado casco para repetir el itinerario de la vuelta al mundo de Magallanes y Elcano. De la ambición del objetivo de Sergio dice mucho que le cambiase el nombre original que tenía cuando fue apresado con 250 de cocaína, 'Dolphin Dance', por el de 'Gonzalo de Vigo', el mismo de la escultura situada al lado del atraque donde yacía moribundo el velero y que rinde hombre a uno de los tripulantes de la histórica circunnavegación.
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Nunca creyó que fuera fácil pero en el momento de hacerse con un barco que nadie quería a Sergio Carabaña le importaba bien poco. El desmedido entusiasmo de este madrileño afincado en Baiona sorprendía a la Autoridad Portuaria de Vigo que cuando en septiembre de 2019 viéndolo por fin zarpar del muelle de A Laxe se frotaba las manos por deshacerse de un estorbo de embarcación. Después de diez años amarrado y dos fallidas subastas por parte del Plan Nacional de Drogas, apareció alguien que pagaba 2.800 euros y por encima con el reto de recuperar el destartalado casco para repetir el itinerario de la vuelta al mundo de Magallanes y Elcano. De la ambición del objetivo de Sergio dice mucho que le cambiase el nombre original que tenía cuando fue apresado con 250 de cocaína, 'Dolphin Dance', por el de 'Gonzalo de Vigo', el mismo de la escultura situada al lado del atraque donde yacía moribundo el velero y que rinde hombre a uno de los tripulantes de la histórica circunnavegación.
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