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Hilda Gómez
Ver galería >Quienes hemos acompañado a nuestras abuelas al mercado, tenemos aún prendido en el bajo de la falda un respeto incondicional a las plazas de abastos, a sus mujeres, a sus hombres... Ese bullicio, los olores, los gritos, la retranca. De aquellas patelas de la Ribera al tapeo con 'arte' de hoy, no hay tanta diferencia y sí un mismo punto de partida: el buen comer
Hasta la segunda mitad del siglo XIX los mercados al aire libre eran una estampa habitual en nuestra ciudad. Los más bulliciosos eran la Pescadería y la Ribera del Berbés, que se aposentaba sobre la misma arena de la playa o bajo los soportales en los días de lluvia. En la Pescadería se vendía el pescado seco y salado procedente del Arenal.
La venta al aire libre estaba a merced del parte meteorológico o de las condiciones higiénicas, de ahí que se movieran de una calle a otra con cierta frecuencia. En imagen, vendedores en la calle Eduardo Iglesias, al cobijo de los árboles, donde en un futuro se levantaría el actual mercado de O Progreso.
El crecimiento demográfico, las nuevas exigencias sanitarias y la propia meteorología, con lluvias frecuentes, fueron condicionando la búsqueda de lugares cubiertos y abrigados para ejercer esos menesteres. Mientras se realizaban los trámites, los mercados se celebraban en las plazas de la Princesa, A Pedra, A Constitución... En imagen, mercado de roscones en 1950 en la plaza de la Constitución.
No sería hasta el año 1877 cuando el ayuntamiento aprueba el encargo de una plaza para la venta de frutas y verduras en Porta do Sol. Con un presupuesto municipal de 11.000 pesetas, el primer mercado vigués entró en funcionamiento en abril de 1878. Conocido como la “plaza de legumbres” estuvo operativo durante 25 años, hasta que el ayuntamiento lo vendió a los señores Viuda e Hijos de Simeón García y Compañía por 90.000 pesetas para evitar el derribo del Teatro Rosalía de Castro.
En una ciudad pesquera faltaba un mercado cubierto para la venta de pescado que, hasta ese momento, se hacía en la playa de la ribera de O Berbés o, en caso de lluvia, en los soportales. Pero su lejanía del centro obligó a desplazar los puestos hasta la misma plaza de la Princesa o plaza de la Pescadería -en imagen-.
En 1900, el Ayuntamiento de Vigo acumulaba una deuda de casi millón y medio de pesetas. Para hacerle frente y llevar a cabo obras de necesidad pública suscribió un préstamo de tres millones de pesetas. Parte de esa cuantía fue destinada a levantar tres plazas de abastos que dieran salida a la creciente actividad comercial en los albores del siglo XX. Así, un total de 410.000 pesetas se destinaron a la construcción del mercado de A Laxe (160.000), O Berbés (125.000) y el Progreso (125.000). En imagen, puestos en A Pedra (1930).
Y por fin, el 24 de diciembre de 1903 abrió sus puertas el mercado-pescadería de A Laxe. Días antes, el alcalde, a través de un bando municipal, anunció a los vendedores de pescado, legumbres, frutas, aves y carnes que ya no se les permitiría establecer sus puestos en la vía pública y que necesariamente tendrían que instalarse en las nuevas instalaciones.
El arquitecto Benito Gómez Román fue el encargado de diseñar los proyectos de los tres mercados, después de viajar por España y las principales ciudades europeas para conocer de primera mano cómo eran las mejores plazas de abastos. Su primer diseño fue este de A Laxe, conocido popularmente como la plaza de abajo.
El mercado tenía dos alturas para salvar el desnivel entre la Calle Pescadería (Las Ostras) y Montero Ríos (Cánovas del Castillo). La planta baja era de granito y el cuerpo superior de hierro y vidrio. La ventilación e iluminación se obtenía a través de los espacios superiores con persianas de vidrio. Este mercado estuvo en funcionamiento hasta finales de los años sesenta, cuando fue demolido. En su lugar se levanta hoy el hotel Bahía.
Llega entonces el turno de O Progreso. Fue inaugurado el 1 de octubre de 1908 con algunos cambios sobre el proyecto original, pues al caer enfermo Benito Gómez Román se hizo cargo de él y de la dirección de las obras Jenaro de la Fuente.
Eran las seis de la mañana cuando tres vendedoras de pescado inauguraban las instalaciones. Su planta ocupaba la manzana formada por las calles Circo (hoy Eduardo Iglesias), Velázquez Moreno, Progreso y Ronda, con la que se alineaba dejando un jardín intermedio.
Una comisión de la policía urbana se encargó de organizar los servicios y distribuir los puestos. Se prohibía entonces la venta de distintos artículos en un mismo puesto y la mercancía se disponía del siguiente modo: en un lado las legumbres, en otro la fruta... y el pescado en el sótano.
El edificio permanece intacto durante más de 40 años, hasta que en 1951 el arquitecto Emilio Bugallo realiza un proyecto de ampliación. La reforma se prolonga hasta 1959, cuando se convierte en uno de los principales referentes de la ciudad al acoger en su planta baja el primer supermercado de Vigo, Marti – H.
Y en plena explosión del ladrillo, el gobierno local decide darle una vuelta a los usos del solar. En 1969, con gran polémica social, aprueba un anteproyecto que cede la mitad del solar a la construcción de viviendas, locales comerciales y aparcamiento. El desalojo de los comerciantes y el desacuerdo del supermercado dificulta el proyecto. Fue en 1974 cuando se vacía por completo el inmueble y permanece abandonado hasta su demolición.
El 2 de junio de 1975 la empresa Cavosa distribuye estratégicamente los 78 kilos de dinamita plástica para su demolición. A las 08:07 de la mañana empieza la detonación y, en menos de medio segundo, el viejo mercado se estremece y se pliega sobre sí mismo para convertirse en una marea de escombros.
En 1982 los comerciantes regresan al mercado tras siete años de obras. La nueva plaza tiene una extensión superior a los 3.000 metros cuadrados. La planta baja y la primera acogen a los comerciantes, la terraza superior es de uso público y el bloque de viviendas ocupa una superficie cercana a los 7.000 metros cuadrados.
Durante décadas O Progeso fue la plaza de abastos central de la ciudad y a ella acudían mayoritariamente compradores de las parroquias. Fue, a finales ya de 1996, cuando la asociación del mercado decide modernizar sus instalaciones con una inversión de 200 millones.
En septiembre de 1997 el presidente de la Xunta, Manuel Fraga, inaugura las nuevas instalaciones. El mercado ahora se divide en cuatro plantas, los dos sótanos destinados a aparcamiento; la planta baja con supermercado, frutería, quesería… y la primera ocupada por las pescaderías, carnicerías y cafetería.
Al poco tiempo, el mercado empieza a languidecer lastrado por la polémica entre las asociaciones de comerciantes. Hasta que finalmente en el año 2010 la Asociación Profesional de Empresarios Autónomos recupera la concesión, que había vuelto a manos del Concello en 2007; y asume la reforma completa del edificio.
Tras cinco años de obras, el 28 de abril de 2016 abrió de nuevo sus puertas el mercado completamente renovado. Tanto clientes como comerciantes estaban deseando ocupar sus puestos alrededor de los mostradores. Ascensor panorámico, escaleras mecánicas, parking, servicio a domicilio, un gran supermercado y una zona de ocio son algunas de las novedades que ofrecía.
Otro mercado veterano es el de O Calvario, situado en pleno centro del barrio. Su inauguración a finales de los años 20 materializaba la consolidación de la zona. Las obras se iniciaron en 1923 y contaban con un presupuesto de 68.374,75 pesetas.
La mayoría de sus puestos están destinados a la venta de pescado, siguiendo la tradición de la cadena de producción, donde los hombres se hacían a la mar y las mujeres vendían el botín. Es un referente en la venta de 'peixe' en la ciudad y municipios limítrofes.
Un paso fundamental fue la peatonalización de la calle Urzáiz. Las asociaciones más representativas del barrio pusieron en marcha el proyecto de peatonalización de la calle en 2002 que se culminó tras diez años de obras. La humanización del entorno se ha convertido en una de las señas de identidad de la zona.
Uno de los mercados más antiguos de la ciudad es el de O Berbés. Su construcción en la década de los 60 buscaba una vez más eliminar la venta al aire libre. Inaugurado en abril de 1966 fue acogido de manera excepcional por los vigueses, tanto por su comodidad como por la modernidad de sus instalaciones. En imagen, anuncio publicado en prensa que recoge un descuento con motivo de la inauguración.
El llamado mercado de la Ribera, conocido por la enorme variedad de pescados y mariscos que ofrecía, sufrió la pérdida de clientes por el declive del mercado. Los comerciantes exigían mejorar sus instalaciones en penosa decadencia: goteras, vigas oxidadas, humedades y un techo que se desconchaba sobre la mercancía.
Finalmente, durante los años 90, se llevaron algunos trabajos de restauración que lograron mejorar las instalaciones. Pero en aquel entonces, un Casco Vello decadente y las obras del entorno (plaza de Berbés o túnel de Beiramar) fueron alejando a la clientela hacia otros mercados con menos incomodidades a la hora de realizar las compras.
En la actualidad, esta plaza que funde el puerto y el Casco Vello entre sus ventanales está en plena remodelación. Con el objetivo de adaptarse a los nuevos tiempos, la empresa Construcciones Ramírez es la encargada de acondicionar los espacios y actualizar las dotaciones del mercado de O Berbés. Las obras adjudicadas por 1,7 millones de euros incluyen una terraza con mirador, zona de restauración y ocio y la modernización del propio mercado. La apertura del nuevo Gastromercado de O Berbés ya se inauguró iniciándose así una nueva vida para esta histórica plaza.
En los años 70 As Travesas era una de las zonas del nuevo Vigo que crecía con más rapidez. Con Plaza América como epicentro, el barrio carecía de un mercado en condiciones pese a su enorme proyección. Hasta principios de los años 80 los vecinos tenían que abastecerse de productos frescos en una plaza sin las condiciones mínimas de higiene.
Finalmente, en julio de 1976 los comerciantes son desalojados. Empezaban las obras de construcción del Mercado de As Travesas. Tras más de 20 años de reclamaciones, debates y llamadas para solucionar un problema urgente, se iniciaban las obras del ansiado recinto.
En un ambiente festivo, a golpe de brindis y de música, se celebró la inauguración del mercado de As Travesas. A pesar de que la lluvia no cesó de caer aquel 22 de diciembre de 1982, corrió el champagne y se escucharon los acordes del himno gallego.
El paso de los años obligó a sus representantes a plantearse una profunda y lenta renovación del mercado. Con una inversión cercana a los cuatro millones de euros se aprovechó el bajo cubierta para almacenes y oficinas, mientras el público disponía de dos plantas comerciales y un sótano para aparcamiento.
Tras su remodelación el mercado de As Travesas volvió abrir sus puertas en septiembre de 2005. Su gran éxito ha conseguido mantener en este enorme barrio la tradición de las compras ‘de toda la vida’. Desde la reforma que introdujo el primer Mercadona de la ciudad, esta plaza se convirtió en el centro comercial de la zona.
Otra de las plazas más veteranas de Vigo está en Bouzas. Inaugurada en 1926 tras la adhesión del Concello de Bouzas a Vigo en 1904, el último domingo de noviembre abría sus puertas la plaza de abastos. Lo hacía, sin embargo, con notables deficiencias, como reza esta nota de prensa.
Dos años antes de su inauguración José Cambeiro montaba la carnicería Cambeiro en el antiguo mercado del Berbés. Fue también él quien se trasladó hasta la plaza de Bouzas tan pronto se inauguró. Hoy en día, su nieta Pilar sigue al frente del negocio más veterano como presidenta de los comerciantes de Bouzas. Fue nombrada mejor placera de Galicia en 2011.
Otro mercado con gran arraigo es nuestra ciudad está en el barrio de Teis. En sus inicios solo se vendía pescado, pero con el paso de los años fueron entrado otros negocios más demandados por su clientela como carnicerías, fruterías, floristería e incluso una quesería. La floristería “Flores Hermi” es el puesto 28, pero debería ser el primero por su antigüedad.
Con el paso del tiempo se fue humanizando el entorno y mejorando las condiciones del interior de la plaza. Actualmente es la segunda más importante en cuanto a número de puestos. A finales de este año o comienzos del 2019 se iniciarán unas obras que dotarán al mercado de escaleras mecánicas, ascensor, lucernario y aseos adaptados.
Los vecinos de Cabral y sus comerciantes también sufrieron durante años las condiciones ruinosas de su mercado. No sería hasta mediados de 1989 cuando se fijase la construcción del nuevo. Un acuerdo entre el gobierno municipal y un edil popular, que luego paso al grupo mixto, para apoyar los presupuestos ponía como condición la construcción de esta plaza de abastos.
El edificio del mercado finalizado en mayo de 1991 estuvo durante años vacío. En el proyecto inicial se destinaba la planta baja a mercado y la primera a centro sociocultural para la tercera edad. Finalmente, tras muchas propuestas, en 1993 el inmueble fue cedido a los Fondos de Promoción de empleo. Actualmente acoge la Fundacion Galega do Metal para a formación, cualificación y empleo FORMEGA.
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