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Hilda Gómez
Ver galería >Subir a O Castro en teleférico; cruzar la ría en bicicleta; pasear por el amplio y verde bulevar de Beiramar; recorrer la inmensa lengua de arena de Samil; circular en metro; el puerto en los ojos de Nouvel; descubrir en Praza do Rei el mejor mirador de una ciudad dividida en dos, la zona atlántica (ocio) y la vía Galicia (centro económico). Este es el Vigo que se quedó en el papel
Cuatro faros y luces de colores - El bautizado como “Centro Beiramar” ocuparía una parcela de 24.000 metros cuadrados. Su frente de 400 metros se iluminaría con distintos colores de noche y en su fachada se instalaría cuatro grandes faros ornamentales. La cubierta con forma de ola y sobre ella se ubicarían tres estructuras, suspendidas sobre pilares de acero, que simularían las bateas. A ello se uniría una estructura en forma de vela que acogería una biblioteca y un mirador.
La Bolsa del Pescado - Un proyecto del arquitecto Benito Gómez Román que llegó a ser aprobado por la comisión de obras del ayuntamiento con un presupuesto de 268.571,30 pesetas. Con planta rectangular y una superficie de 2.100 metros cuadrados se pretendía ubicar entre las calles Cánovas del Castillo y Teófilo Llorente. Se dividía en dos partes: una destinada a bolsa con salón de contratación y graderío para la puja del público y otra para el empaque del pescado con un depósito de agua salada de 60.000 litros.
"Plan Palacios" - Plan de Ensanche y Reforma Interior de Vigo. Aquí se recogían los mimbres del ambicioso proyecto para construir el gran Vigo. Fue en 1932 cuando el arquitecto Antonio Palacios presentó el conocido como “Plan Palacios”, que diseñaba el urbanismo de toda la ciudad transformada en la “Barcelona del Atlántico”. Estaba configurado para una población de 400.000 habitantes y dividía la urbe en dos vías principales: la vía Galicia y la vía Atlántica.
La vía Galicia y la vía Atlántica - Un monumental centro cívico donde se instalarían todos los edificios oficiales, rematado con el Pazo Municipal sobre el castillo de San Sebastián y, en la cima del Castro, el Pazo Regional. Así sería la vía Galicia, que recorrería el centro de la ciudad con amplias avenidas, zonas de esparcimiento y espacios para acontecimientos culturales. La segunda parte incluía entre aspectos destacados la construcción de las grandes vías Atlántica y Cornisa, la recuperación del litoral y el acondicionamiento del Castro como acrópolis de la ciudad.
El gran Vigo, tumbado por orden judicial - Pronto surgieron las discrepancias. Arquitectos de renombre y la propia sociedad viguesa veían que no era viable económicamente y existían enormes problemas técnicos. El proyecto no pasó del papel al ser anulado en marzo de 1937 por el Tribunal Provincial del Contencioso Administrativo. La sentencia se basaba en que el acuerdo municipal no fue votado por la mayoría de las dos terceras partes como exigía la legislación vigente.
Ciudad balneario - Otra de sus ideas era convertir Samil en un gran centro de vacaciones. Señalaba las ventajas económicas y naturales de la playa viguesa, que hacían necesaria la ampliación de esta zona natural para convertirla en un gran centro de vacaciones con la creación de una pequeña ciudad turística. Contemplaba la creación de un Gran Casino, una iglesia, hoteles y un club náutico. Reproducción de uno de los planos del proyecto con las críticas de los técnicos sobre la urbanización de la playa.
La torre del cine Fraga- El empresario Isaac Fraga encargó un primer proyecto para su futuro cine al arquitecto Jenaro de la Fuente. La prolongación en altura en una enorme torre de doce alturas destinadas a viviendas no fue del agrado del empresario. Más tarde, Fraga encargaría el diseño a Luis Gutiérrez Soto para levantar el cine que todos conocemos.
El otro aeropuerto de Vigo - Otro magnifico proyecto que no pasó del papel fue el presentado por Jenaro de la Fuente para la construcción del edificio de viajeros de la terminal viguesa. Presentó una arquitectura suave que se curvaba en los cuerpos salientes y esquinas, evitando las aristas vivas allí por donde pasaba la gente.
"Plaza de la Concordia" - El arquitecto catalán Pedro Bofill presentó a finales de la década de los 80 el proyecto para la remodelación del terreno que dejaría libre el Palacio de Justicia tras su derribo -actual museo MARCO-. Con una inversión de 400 millones de pesetas se construiría la denominada “Plaza de la Concordia”.
Árboles, escaleras y un área comercial - Del antiguo edificio solo quedarían las escaleras de la entrada principal a la plaza, situada a dos metros de la calle Príncipe. La plaza estaba rodeada de una zona arbolada y un edificio destinado a establecimientos comerciales. Finalmente, el Palacio de Justicia fue declarado Bien de Interés Cultural y el proyecto no pasó del papel.
"La Colina Encantada" - El 15 de febrero de 1996 recién inaugurada la campaña electoral se presentaba el anteproyecto para la construcción de un parque de atracciones ambientado en la Edad Media. Con una inversión próxima a los 8.000 millones de pesetas ocuparía una superficie de 28 hectáreas en el Monte Vixiador de Candeán. El parque estaría dividido en seis zonas de ocio temático que incluirían una gran montaña rusa, atracciones acuáticas, un gran restaurante con capacidad para 1.500 personas y dos auditorios. Su inauguración en el primer trimestre de 1998 nunca llegó.
El palacio de Deportes de Samil - El arquitecto portugués Álvaro Siza presentó en 1997 una maqueta del pabellón multiusos de Samil. Una gran sala elíptica de 104x84 metros con una cubierta reticular. Acogería una pista para la práctica de todos los deportes de sala, cuatro graderíos siendo los dos más pequeños plegables para su utilización para conciertos. Con una inversión de 4.200 millones de pesetas y un plazo de ejecución no superior a los dos años.
Pocas plazas muchos millones - No se llegó a hacer realidad por el retraso a la hora de ejecutar la idea, y por no cumplir las condiciones básicas. Se pedía un polideportivo con aforo para 12.000 personas con aparcamiento subterráneo y se presentó con un aforo de 6.500 y sin aparcamiento. Además, su esbozo superaba en mil millones la inversión prevista.
El tranvía moderno - Hace casi veinte años arrancaba la propuesta para dotar a Vigo de un metro ligero que retirase de la calle 8.000 coches al día. La primera iniciativa, la más completa de todas las presentadas hasta el momento, anunciaba tres líneas. Una circular, otra a Bouzas y otra a Samil. Casi ocho kilómetros con un coste de once millones de pesetas. Sólo unos meses después de presentarse el proyecto de viabilidad, surgieron los problemas. Los aparcamientos subterráneos de Urzáiz y Plaza Independencia lo hacían inviable.
Un metro subterráneo - El cambio en la presidencia de la Xunta llevó a no considerar el tranvía como la mejor solución. La nueva propuesta era un metro mayoritariamente subterráneo entre O Berbés y Navia, pasando por Montero Ríos, estación de Renfe, Gran Vía, A Florida y A Bouza. Su coste rondaría los 356 millones de euros. La previsión era que entrase en funcionamiento en 2009.
Dos líneas y un modelo metropolitano - Nuevo cambio de gobierno autonómico y nueva propuesta. Una inversión de 250 millones de euros para dos líneas de metro. Un eje litoral entre Samil y Urzáiz y otro interior desde Plaza América hasta la Universidad. Ambas líneas de esta fase inicial se unían en Plaza América. Las restantes fases más complejas incluirían tramos subterráneos. Todas ellas no pasaron de la propuesta. La última fue el tranvía metropolitano. Un estudio de viabilidad que costó 500.000 euros y del que nada más se supo.
Segundo puente sobre la ría de Vigo - La propuesta llegó de la Confederación de Empresarios de Pontevedra en octubre de 2006. El proyecto unía Alcabre a Punta Balea (Cangas), ambos márgenes de la ría. La inversión oscilaba entre los 350 y 400 millones de euros, sin contemplar los accesos al viaducto. La inversión se recuperaría con un peaje de 2.75 euros a partir del año 2012.
Puente con senda peatonal, ciclista y metro ligero - Se incluía una pasarela peatonal, con posibilidad de uso para bicicleta en la parte superior de la gran mediana que separaba los dos sentidos de circulación, y en la parte inferior se habilitaba un metro ligero con vía de doble sentido. El puente disponía de tres carriles por sentido de circulación. Con una longitud que rondaba los tres kilómetros tendría una pendiente del 2% y la altura a la que estaría la plataforma del agua sería de 80 metros.
Restaurante, mirador y ascensor sobre el agua - En la parte superior de los pilotes, a 220 metros de altura, estaba planeado la construcción de una plataforma transversal que serviría como mirador hacia la ría. Se llegaría mediante un ascensor y no se descartaba en su momento la instalación de un local de restauración. Finalmente, el proyecto cayó en el olvido por no estar resueltos los accesos y por su coste económico y ecológico.
Complejo lúdico y empresarial de Beiramar: todo cristal - Buscaba transformar el frente marítimo en un espacio lúdico y de negocios fue la propuesta de finales de 2006 que, como tantas otras, volvieron a quedarse en el cajón. Con una inversión de 134 millones de euros, el edificio incluiría una piscina olímpica, pista de hielo, planetario, jardín botánico, cines, sala multiusos para teatro, conciertos y ensayos, supermercado 24 horas, parque infantil, área de restauración….
Un enorme bulevar - La presentación del proyecto incluía una transformación de la avenida de Beiramar, en un paseo ajardinado al aire libre, con una superficie de 25.000 metros cuadrados. La zona dispondría un carril bici de 1.200 metros y bajo el paseo un túnel de 1.4 kilómetros. Tendría cuatro carriles, dos por sentido y una anchura total de 17 metros.
El proyecto Karpin - La promotora de Valery Karpin presentó en marzo de 2010 un proyecto para el barrio do Cura. Una urbanización de 23.500 metros cuadrados obra del arquitecto Alfonso Penela que incluía la construcción de 320 pisos, un tercio de ellos de protección oficial, una gran plaza pública, la ampliación del mirador del Paseo de Alfonso, 12.000 metros cuadrados de zonas comerciales, un hotel, un centro de negocios y tres elevadores desde o Berbés.
En espera - Con una inversión en torno a 100 millones de euros y un plazo de ejecución de cinco años, la anulación judicial del Plan Xeral de 2008 abonó el terreno de la incertidumbre. La mayor operación urbanística de los últimos años permanece parada desde entonces. Los promotores han buscado vías para salvar el proyecto, pero a las dificultades financieras se unió la desaparición de la cobertura urbanística que le daba garantías sobre su viabilidad a los bancos acreedores y a los inversores.
Peirao XXI - El arquitecto Jean Nouvel transformaba el puerto con un proyecto valorado en 288 millones de euros. Las señas de identidad de lo que denominó Peirao XXI eran un hotel en forma de monolito de 90 metros de altura, una pasarela de acero y un jardín bañado por el mar. El monolito celta albergaría un restaurante panorámico.
"Código de barras" - El muelle de cruceros acogería edificios a diferentes alturas que acogerían piscina, centro de talasoterapia, edificio de oficinas, museo, estación marítima, zonas deportivas, bares… Sería la zona denominada “Código de barras”.
La escuadra de acero - Otra seña de identidad sería la construcción de una pasarela mirador, una gran viga de acero de 130 metros de largo que sería la prolongación de la calle Colón hacia el mar hasta conectar con el muelle de cruceros.
Plan Nouvel - El cambio en la presidencia de la Autoridad Portuaria provocó el abandono de la idea. Se consideró innecesario y fuera de las prioridades inmediatas. Un estudio de viabilidad consideró el plan no realista y ruinoso. La llegada de la crisis lo enterró.
Peatonalización de la Plaza de España - Presentación del proyecto de “media luna”. En la primavera de 2008 se presentaba un plan con una inversión superior a los 175 millones de euros. El pistoletazo de salida estaba fijado para el verano de 2009 y la promotora Bruesa establecía el final de la obra en 2015. Finalmente, su entrada en concurso de acreedores dejó sin fecha de inicio los trabajos.
La urbanización incluía la construcción de cuatro torres de 18 alturas, para unas 550 viviendas de las que 110 serían de protección. Los bajos y los pisos inferiores unirían todo el entramado con una superficie comercial de unos 12.000 metros cuadrados. Una gran zona verde, de 20.000 metros cuadrados, que estaría unida por una pasarela peatonal de acceso hasta la falda del Castro. También incluía un parking público en el subsuelo y el cambio de los túneles que ahora ocupan la parte inferior de la plaza de España.
Funicular a O Castro - Soñaba Vigo por los años 40 con un acceso cómodo a su maravillosa atalaya, el monte de O Castro. El centro de Iniciativa y Turismo presentó un proyecto de Gerardo Campos para la construcción de un funicular. Se buscaba «el rápido y cómodo acceso de la población y de sus huéspedes al bellísimo monte del Castro». Nunca llegó a materializarse, pero en el año 2008 se volvió a recuperar la idea. Con una inversión de cinco millones de euros y un plazo de dos años un teleférico comunicaría la zona de O Berbés con el Castillo de San Sebastián cada diez minutos, salvando un desnivel de 60 metros. Este proyecto buscaba mejorar la accesibilidad de la plata alta y baja de la ciudad.
La Praza do Rei de Moneo - Eliminar la torre de once plantas y la gerencia de urbanismo del Concello de Vigo para convertir Praza do Rei en un gran mirador fue la propuesta del arquitecto Rafael Moneo. El proyecto proponía elevar la plaza hasta situarla a la altura del paseo de Camelias y la construcción de un único edificio de 19.000 metros cuadrados, bajos comerciales y un gran aparcamiento.
Un gran mirador verde - La zona verde del monte de O Castro se prolongaría hasta enlazarla con el Castillo de San Sebastián y recuperar las vistas de la ría. El proyecto limpiaba literalmente el terreno y ubicaba el Concello en el lateral de la plaza. Una construcción en forma de "L" invertida con planta baja y cuatro alturas, que integraba la Gerencia de Urbanismo y además dispondría de auditorio con 400 plazas y una amplia marquesina de vidrio. El boceto proponía utilizar el espacio bajo la plaza para construir un gran aparcamiento que ampliaba de 400 a 1.330 las plazas disponibles.
No se llegaron a dar cifras exactas del coste, pero se preveía que rondaría los 45 millones de euros y otros 15 millones serían necesarios para la urbanización de la plaza central y el adecentamiento de las zonas verdes. Finalmente, la obra llamada a ser “el proyecto de la ciudad, no de un alcalde ni de un gobierno” quedó olvidada.
Samil, una gran lengua de arena - Y llegó el proyecto para regenerar la principal playa de Vigo. Samil, según el estudio presentado, casi doblaba el tamaño de la lengua de arena, ampliaba el paseo, recuperaba el pinar y derribaba el centro polideportivo. Y con los mismos servicios lúdicos repartidos de un modo armónico. El centro polideportivo del Lagares desaparecía para recuperar la desembocadura del río y la zona de baño se ampliaba al retranquear 27 metros el paseo hacia la avenida, hasta el límite original de la duna móvil, lo que lo que haría ganar 31.000 metros cuadrados. En algunos puntos el arenal contaría con una longitud de 85 metros entre la línea de la marea alta y el límite con el paseo.
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