1963, 1987, 1994. Si estabas allí, lo recordarás porque fueron los únicos tres inviernos blancos del último medio siglo en Vigo. La ciudad se paralizó. Desde entonces, cuando el frío aprieta, hay quien otea aún el horizonte con una pícara sonrisa en busca de una fina lluvia de copos blancos
Y Vigo se tiñó de blanco
Marcaba el reloj las doce del mediodía cuando una suave lluvia de copos blancos empezó a deslizarse sobre la ciudad de Vigo. Era el 2 de enero de 1963. Aquel día, el tiempo dejó estampas tan espectaculares como inusuales. La sorpresa entre los vecinos fue mayúscula.
Y Vigo se tiñó de blanco
Los 15 centímetros de espesor hicieron las delicias de los estudiantes, que batallaron utilizando como munición los copos de nieve.
Y Vigo se tiñó de blanco
Dos horas de espectáculo. Los coches, los tejados y los árboles se vistieron de blanco aquella mañana. En la imagen, un hombre se protege de la nieve con su paraguas en la calle Colón.
Y Vigo se tiñó de blanco
Panorámica de la parroquia de Cabral en el invierno de 1971. El campo de Barreiro y el grupo de empresas Álvarez, cubiertos de blanco.
Y Vigo se tiñó de blanco
El campo de Balaídos amaneció cubierto de nieve. Pese a las complicaciones meteorológicas, los aguerrido jugadores disputaron aquel encuentro, entre el Celta y el Alavés.
Y Vigo se tiñó de blanco
Al filo de las 9.30 horas del 15 de enero de 1987, la nieve teñía ya las calles del centro. Habían pasado 23 años desde la última nevada en el casco urbano. Para muchos vigueses, aquel fue su primer encuentro con la nieve. En la imagen, la fachada del Hotel Bahía y el entorno de la estación marítima.
Y Vigo se tiñó de blanco
Vigo, bajo cero. El 15 de enero de 1987 se alcanzaron registros históricos. La temperatura más baja de la jornada fueron -3,6 grados a las 13:00 horas. Los jardines de la zona del Areal dejaban esta gélida estampa.
Y Vigo se tiñó de blanco
Las temperaturas bajaron tanto que incluso los barcos de recreo atracados en el Náutico tenían una película de nieve.
Y Vigo se tiñó de blanco
La fuerte nevada cogió por sorpresa a la ciudad y causó problemas en el tráfico. Sin cadenas ni habilidad para conducir en carreteras heladas, varios vehículos se salieron de la calzada a la altura de la Universidad Laboral..
Y Vigo se tiñó de blanco
La playa de las Barcas amaneció blanca, glacial, hermosa. Una imagen espectacular al llegar la nieve hasta la misma orilla.
Y Vigo se tiñó de blanco
Los estudiantes de la Escuela Náutico-Pesquera de Vigo, situada junto al Puerto, aprovechan la hora de descanso para salir a jugar con la nieve. Un mano lo suficientemente grueso para hacer bolas y muñecos de nieve cubría las aceras de Beiramar.
Y Vigo se tiñó de blanco
El CUVI se colapsó. Alrededor de medio millar de estudiantes se vio atrapado unas horas en el recinto universitario por el estado de las carreteras, intransitables por el hielo y la nieve.
Y Vigo se tiñó de blanco
La flota también se paralizó. Los barcos estuvieron aquella jornada amarrados a puerto, a la espera de que las condiciones meteorológicas mejorasen.
Y Vigo se tiñó de blanco
La tentación se viste de blanco. Un fenómeno tan inusual, dejó imágenes tan curiosas como esta: tres hombres hechos y derechos haciendo un muñeco de nieve. Jugar en la calle fue aquel día la mejor seducción.
Y Vigo se tiñó de blanco
La nieve regresó en 1994, pero solo llegó a cuajar en la zona del campus. Allí, los universitarios disfrutaron del fenómeno. Cientos de vecinos decidieron también acercarse ya que en el centro de la ciudad lo único que se apreciaba era la bajada del mercurio.
Y Vigo se tiñó de blanco
Mientras seguimos esperando su regreso -la última nevada que recuerda la ciudad fue la de 1994-, las mañanas más frías hay quien otea el horizonte con una pícara sonrisa en busca de una suave lluvia de copos blancos.
Marcaba el reloj las doce del mediodía cuando una suave lluvia de copos blancos empezó a deslizarse sobre la ciudad de Vigo. Era el 2 de enero de 1963. Aquel día, el tiempo dejó estampas tan espectaculares como inusuales. La sorpresa entre los vecinos fue mayúscula.