La propiedad de la compañía reitera que sus planes son a largo plazo: “Este es un astillero único en toda Europa occidental”
1. El preconcurso: Alianza rota, acuerdo sobre la bocina
En medio de un cisma empresarial y en causa de disolución, la llave para activar el rescate de Barreras la tuvo Luisa Lachaga, de Albacora. Su alianza con Cruise Yacht –Ritz-Carlton Yacht es su marca comercial– anuló la oposición de José García Costas a la operación. El mismo día en que el astillero agotaba el plazo para entrar en bancarrota, el 2 de febrero de 2020, se fraguó el pacto entre naviera, bancos, Cesce, Pemex y la pesquera. La industria auxiliar había abandonado el astillero tiempo atrás, plagada de facturas impagadas. Aceptaría la propuesta de la firma dirigida por Douglas Prothero, que desde ese momento asumió la gestión in pectore del astillero
2. El adiós: Havila se lleva los barcos a Turquía
La señal la había dado Kongsberg cuando se llevó del puerto de Vigo los que iban a ser los depósitos de GNL para el doble pedido de Havila Kystruten. El 13 de febrero la naviera oficializó su adiós a Barreras –que ya había cancelado el contrato– y la adjudicación del proyecto a Tersan (Turquía). De ahí floreció un juicio en Londres en el que Havila reclama 36,8 millones, y Barreras exige a su vez una indemnización de 12,4. La nueva propiedad del astillero desguazará uno de ellos, del que apenas se han ensamblado 16 bloques, y botará el segundo para venderlo a otra armadora. Cada unidad equivalía para el naval vigués 900.000 horas de trabajo.
3. La visita: Invitación a Meyer y a Royal IHC
Delegaciones de dos de los mayores astilleros de Europa se pasaron por Beiramar en febrero, poco después de que Cruise Yacht tomara las riendas –aun sin papeles– de Barreras. Y a invitación del propio Douglas Prothero. Primero acudió, desde Papenburg, un equipo del gigante alemán Meyer Werft; después le llegó el turno al de Royal IHC, el grupo holandés que habría de ser rescatado en junio por el Gobierno de Mark Rutte. Barreras no concretó los motivos de las visitas – “se reúne habitualmente con proveedores del sector”–, pero la industria apuntó que les había ofrecido dirigir la terminación del barco.
4. El regreso: Los primeros cien de la era Cruise Yacht
Y llegó la pandemia. Como al resto del sector, el cerrojazo a las actividades consideradas no esenciales frenó de nuevo, en Barreras, los trabajos a bordo del único pedido en ejecución. A finales de abril, trabajadores del astillero y de la industria auxiliar retomaron la actividad paulatinamente, hasta superar entonces el centenar de obreros en el Evrima. Se había desbloqueado el pago del 50% de la deuda con proveedores de esta construcción, como se había acordado. La compañía ha instalado un punto de control COVID en las instalaciones, con test de antígenos aleatorios para el personal.
5. Aquel socio: La naviera, única dueña de Barreras
Pemex tenía el 51% del astillero, y garantías por ocho millones. En mayo rubricó el traspaso de su participación a Cruise Yacht Upper Holdco –usa Ritz-Carlton Yacht Collection como marca comercial–, ya dueña del Evrima. Pagó 8,4 millones a la petrolera, como ésta notificó, y asumiría los préstamos participativos que tenían Albacora y el grupo de García Costas. La operación por la que Pemex se convirtió, en 2013, en principal accionista de Barreras, está siendo investigada por la Fiscalía mexicana. El director que la avaló, Emilio Lozoya, fue detenido en España, prófugo de la Justicia de su país.
6. Espantada: Las auxiliares se plantan
La vuelta del verano fue agitada. Cruise Yacht se comprometió con las auxiliares a encontrar fórmulas para abonar las deudas pendientes de Havila, que ha cifrado en 9,581 millones de euros. Al tiempo, los cambios en la ejecución del proyecto también elevaron la cifra de pagos pendientes. La salida de empresas fue constante, y los trabajos a bordo se han ralentizado, también por el COVID, drásticamente. Prothero ha garantizado nuevos contratos, pero las facturas “heredadas” no se han saldado.
7. Alianza: Prothero pide un frente común
Con un reguero de ayudas públicas a astilleros de Alemania o Países Bajos, Douglas Prothero llamó al naval gallego a unir fuerzas. El mensaje caló y se produjeron reuniones, pero no cristalizaron en ninguna propuesta en firme, al contrario que ha sucedido con la industria francesa, holandesa o polaca. Solo Royal IHC, Werften, Damen y German Naval Yards ingresaron 662 millones en ayudas públicas antiCOVID. Competencia rechazó, a preguntas de FARO, que fuera a investigarlas.
En medio de un cisma empresarial y en causa de disolución, la llave para activar el rescate de Barreras la tuvo Luisa Lachaga, de Albacora. Su alianza con Cruise Yacht –Ritz-Carlton Yacht es su marca comercial– anuló la oposición de José García Costas a la operación. El mismo día en que el astillero agotaba el plazo para entrar en bancarrota, el 2 de febrero de 2020, se fraguó el pacto entre naviera, bancos, Cesce, Pemex y la pesquera. La industria auxiliar había abandonado el astillero tiempo atrás, plagada de facturas impagadas. Aceptaría la propuesta de la firma dirigida por Douglas Prothero, que desde ese momento asumió la gestión in pectore del astillero