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Cristina Prieto
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Gustavo Santos
El balonmano le debía una celebración al Cisne y ayer se la compensó con creces. El equipo pontevedrés certificó el segundo ascenso de su historia a la Liga Asobal ante un pabellón Municipal en el que se vivió un ambiente de gala y en el que, como anécdota que nunca se olvidará, queda la presencia del rey emérito Juan Carlos I en la grada, que acudió al partido para ver jugar a su nieto Pablo Urdangarín, en las filas del Barça B.
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El balonmano le debía una celebración al Cisne y ayer se la compensó con creces. El equipo pontevedrés certificó el segundo ascenso de su historia a la Liga Asobal ante un pabellón Municipal en el que se vivió un ambiente de gala y en el que, como anécdota que nunca se olvidará, queda la presencia del rey emérito Juan Carlos I en la grada, que acudió al partido para ver jugar a su nieto Pablo Urdangarín, en las filas del Barça B.
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