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El Celta se queda a medias

Los vigueses empatan ante el Atlético, que se adelantó en los primeros minutos, tras jugar todo el segundo tiempo con uno más. Iago Aspas marcó en el día que igualaba a Manolo como jugador con más partidos en la historia del Celta

Iago Aspas.

Iago Aspas. / FDV

Se le resiste la victoria al Celta en la Liga. Camina a paso lento, incapaz de dar esa zancada que le permita reactivarse. Ante el Atlético de Madrid -un rival poderoso- fueron capaces de sacar un empate después de un partido que arrancó torcido con el gol de Starfelt en propia puerta y en el que la ventaja de jugar con un futbolista más durante todo el segundo tiempo solo les dio para igualar. A su dominio le faltó imaginación y desequilibrio, la gran carencia de este equipo que jugó demasiado tiempo a tener la pelota sin mayor intención. Por fortuna Aspas apareció en escena en el tramo final para anotar el gol del empate y cambiarle la cara a un partido demasiado gris.

El Atlético penalizó al Celta a las primeras de cambio. Aún no se habían repuesto de esa jugada del primer minuto en la que Borja Iglesias remató de forma incompensible fuera un centro primoroso de Jutglá cuando encontraron un gol casi sin quererlo. Se desordenó la defensa viguesa y Barrios descubrió una autopista por la que avanzar hacia Radu. Buscó el pase de la muerte y a quien encontró fue a Starfelt que incapaz de frenar su carrera desesperada abrió el marcador contra su voluntad. Panorama complejo contra el Atlético de Madrid que decidió jugar el partido frente a su área y con todos sus jugadores defendiendo por acumulación, un escenario complejo para el Celta a quien le falta jugadores que en esa zona sea capaz de encontrar claridad. Mucho más con Iago Aspas esperando en el banquillo.

El partido se convirtió en un dominio algo aburrido del Celta ante un Atlético que esperaba tranquilamente el momento de pegar una carrera y castigar a los vigueses. Vivían tranquilos los colchoneros, solo amenazados por el trabajo incansable de Borja Iglesias que se pegó con media defensa atlética para abrir espacios a sus compañeros, cuando Jutglá provocó la segunda amarilla de Lenglet en el minuto 40. Una jugada algo absurda del central que volvió a caer en el desborde del atacante del Celta. Aquello fue como darle a un interruptor porque los de Claudio empezaron a encontrar espacios y en esos últimos minutos del primer tiempo obligaron a Oblak a intervenir en dos acciones, una de ellas de enorme mérito. Era evidente que el viento había girado para alegría del Celta.

Pero las cosas no fueron tan sencillas después del descanso. Culpa del orden del Atlético y de las escasas luces del Celta que tardó mucho en hacer evidente que estaba jugando con uno más. El problema crónico: escaso desequilibrio en esa zona en la que los partidos se deciden. La posesión de los vigueses no se transmitía en ocasiones ni en situaciones prometedoras. Cundía la impaciencia por todos lados. Claudio mantuvo la línea de tres centrales pese a que el Atlético ya no amenazaba de ninguna manera. Es como si el técnico porriñés tuviese claro que el partido se iba a jugar en la “última carga” y que lo importante era evitar accidentes y necesitaba tres defensas para protegerse.

La vida cambió cuando Iago Aspas entró en el campo. La historia fue diferente porque el moañés, en el día en que igualaba a Manolo como jugador con más partidos disputados en la historia del Celta, empujó al Atlético hacia su área y le amenazó. Basta su presencia para hacerlo. Por primera vez los de Claudio tenían a alguien con capacidad para generar en medio del atasco que los colchoneros provocaron en la frontal de su área. Su presencia también aceleró el juego y así en una buena descarga hacia Mingueza el balón acabó en Borja Iglesias que sacó un remate de la nada, Oblak rechazó y Aspas empujó a la red. Le quedaba al Celta aún tiempo para encontrar un premio más grande, pero le faltó un punto de imaginación para transformar ese dominio en algo más. Le falta aún a este equipo que sigue avanzando por la Liga sin conseguir su primera victoria.

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